El plan del ex Bolivia para devolverle a Flecha el esplendor de los setenta

Fuente: Cronista – Gustavo Samuelian, tiene la misión de revivir las icónicas zapatillas, y transportarlas al presente reversionadas con colores y materiales disruptivos.

No es un empresario típico; su look es el no look, como quien asume varias personalidades a través de la ropa o sus uñas pintadas.

Disfruta de las cosas simples como tomar café a la mañana escuchando música, o yendo a cortarse la barba. Son momentos de conexión que tienen que ver con todo menos con el dinero. «No quiero tener 20 autos o dos casas, quiero estar bien, y hoy me siento afortunado de poder vivir de lo que hago», dice de manera distendida.

«Yo no quiero ganarle a nadie. Con triunfar por sobre mi propia estupidez estoy hecho», así Gustavo Samuelian habla de su ambición en el mundo de los negocios. El flamante dueño de las icónicas zapatillas Flecha tiene hoy una misión: devolverle a la marca el esplendor que supo tener en los sesenta y setenta y traerlos a este siglo, reversionadas, pero con la capacidad de despertar el mismo sentido de pertenencia que tenía en sus inicios.

Proveniente de una familia de clase media que supo sortear vaivenes económicos, tras la muerte de su padre, a sus 10 años, Samuelian fue forjando desde muy joven cierto espíritu emprendedor, que no se limitaba al mundo textil, sino a cualquier tarea que se le antepusiera y con la cual pudiera ayudar en su hogar.

Es probable que su imagen aún hoy siga asociada a Bolivia, la marca de indumentaria que creó en 2005 y con la que también tuvo que sortear algunos altibajos económicos. Fue disruptivo siendo inclusivo cuando nadie hablaba de ello. Nunca se lo propuso, en su ADN estaba pensar en las personas como personas y no en términos de género. Y ese fue un gran sello de Bolivia.

Desde Jorge Lanata a Gustavo Cerati, un universo de personalidades adoptaron la marca rápidamente. Sin embargo, ya en 2018, sintió que había cumplido un ciclo y dejó Bolivia en manos de sus socios.

Su acercamiento con Flecha se había dado unos años antes, cuando Alpargatas le vendió un lote de zapatillas para comercializar en sus locales. Prácticamente se le fueron de las manos, y desde ese momento el bichito de hacer algo con la marca empezó a crecer en él.

«Hubo un momento en que ya no tenía ganas de ir al local. Fue un proceso de dos años hasta que pensé que quería hacer. Entonces me dije ‘relancemos Flecha». Para mí era como un sueño. Mi abuelo tenía un local en el Once y vendía Flecha y yo tenía la posibilidad de reflotar la marca», recuerda de ese momento.

Para 2012, Alpargatas dejó de fabricar las Flecha, y fue en 2019 cuando Samuelian pudo comprar la marca para darle una nueva vida. Así, se hizo de la marca, de todas las posiciones registradas, la matricería y nuevas inversiones en maquinaria fabril.

Pandemia de por medio, el proceso no fue fácil. La reconversión de las zapatillas también involucraba una nueva forma de producción que la de décadas atrás. Así, pasaron a ser fabricadas del método de inyección directa de PVC a ser vulcanizadas con suela de caucho. De esta manera, hoy las flechas tienen la misma confección que una Converse, Vans, Superga o Topper y sale a competirles con su nueva impronta.

Para llegar hasta allí tercerizó la fabricación en la planta que tiene Topper en Aguilares, Tucumán, pero con la mira puesta en tener la suya propia dentro de un año y medio, a más tardar. De esta manera, podrá pasar de los 10.000 pares que llegó a producir durante los últimos meses de 2023 a concretar unos 40.000 o 50.000 pares anuales.

Para ello, buscará asociarse con la fábrica actual y montar un nuevo predio en esa localidad tucumana.

Sentado en su bunker del barrio de Palermo, donde expone sus nuevas creaciones con un orgullo que, él identifica como el orgullo de ser argentino y tener un producto argentino, Samuelian no se desespera por las vidrieras, el mundo cool o el éxito.

«Para mi Flecha es una comunidad, es Messi, Maradona, la argentinidad. Me llena de orgullo traer una marca argentina y darle nueva vida. Yo quiero que sea como el dulce de leche o la Coca-Cola», enfatiza entusiasmado.

Por otro lado, recuerda que siempre se dijo que nunca sería industrial, pero el amor por flecha y el involucramiento en el proceso de producción, lo llevó a querer ser el propio fabricante de Flecha.

Sin embargo, no deja de lado su costado creativo, quizás el más conocido, y a las típicas zapatillas de lona se suma el cuero, una nueva estética y hasta diversas customizaciones que van generando nuevas líneas. «Estar creando y pensando es como nunca dejar de jugar y eso también te conecta con la gente, con lo que quiere».

Más tarde vendrá también la fabricación de indumentaria Flecha, lo que será todo un desafío porque la marca nunca tuvo ropa. «No hay nada más lindo que si estas en un lugar creativo, crear», concluye expectante por lo que está por venir. 

La zapatería mendocina que se volvió viral en medio de la crisis

Fuente: MDZ – Su trabajo artesanal los llevó a obtener miles de seguidores en las redes. Crean sus propios botines y renuevan calzados que parecían irrecuperables. Tres generaciones unidas por un oficio.

Existen pocos oficios tan antiguos en el mundo como el de los zapateros. Ni la revolución industrial, ni las sucesivas crisis económicas que se desataron en el Planeta Tierra o las pandemias que afectaron a la humanidad en distintos siglos, consiguieron borrar del mapa el trabajo de esos hombres que se ganan la vida en sus pequeños talleres atestados de cueros, hormas y martillos. Pero, como a veces sucede, alguien decidió ir más allá y mezcló la elaboración artesanal con la tecnología. Se trata de El Taller, un emprendimiento mendocino que une a tres generaciones y se volvió viral a través del uso de las redes sociales.

Botines de cuero propios o recuperación de calzados totalmente destruidos. Esa es la marca que llevó a El Taller a cosechar miles de seguidores en distintas redes sociales, como Tik Tok e Instagram. «Hace poco que estamos fabricando botines de cuero desde cero. También refaccionamos cualquier tipo de calzado, eso nos diferencia de otros talleres, el buen trabajo que hacemos es lo que hace que vuelvan los clientes», asegura Nicolás Ojeda, quien siguió los pasos de su abuelo y de su papá, también zapateros.

Uno de los trabajos realizados en El Taller.
Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ

El padre del joven abrió su taller en 1998, pero la fama del negocio llegó con la pandemia por el covid-19 y, posteriormente, a raíz de la crisis económica que atraviesa el país. Es que con el objetivo de sumar clientes, el joven empezó a mostrar los trabajos que realiza en las redes sociales. Los comentarios de los consumidores y la calidad de la labor artesanal, hicieron el resto. «Empecé con la expectativa de sumar clientes en Mendoza, pero fue muy loco porque nos empezaron a mandar calzados desde otras provincias y nos empezaron a decir, qué buen trabajo que hacen, acá en mi ciudad no hay zapateros o los que hay son un desastre. Gracias a eso hoy tenemos clientes que van desde Tierra del Fuego hasta Jujuy o Salta», explicó a MDZ.

Con miles de seguidores en su haber, la crisis socio-económica que atraviesa Argentina, actuó como un catalizador de clientes para el negocio. Incluso, los propios zapateros reconocen que cuando el bolsillo de los argentinos aprieta, su trabajo aumenta. Y, en un contexto donde los precios de las zapatillas o botines de fútbol superan holgadamente los 80 mil pesos, la gente busca ahorrar a cualquier costo. 

Un par de botines antes de ser refaccionados.
Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ

«Por la crisis la gente arregla mucho más, porque no puede comprarse algo nuevo. Un arreglo, que puede ir desde una rajadura de un botín al que se le puede poner un parche interno, puede costar más o menos unos 6.500 pesos y algo más caro como un cambio de suela está en los 30.500 pesos», cuenta Nicolás. 

Tres generaciones, un oficio.

Nicolás terminó el secundario en 2013. Ese año, eligió continuar los pasos de su abuelo y su papá, zapateros por oficio y vocación. Empezó a trabajar en el taller que su progenitor abrió en 1998, aunque hoy se dedica más a coordinar las redes sociales del local, donde sube videos, fotos y explicaciones sobre los trabajos que allá se realizan.

«Mi abuelo era zapatero y mi papá trabajaba en su taller, hasta que se independizó. Cuando terminé la secundaria empecé a aprender el oficio para tener mis ingresos y, a la vez, arranqué a fabricar cinturones que hoy en día todavía le vendo a distintas marcas», cuenta el joven, que actualmente reparte su trabajo entre los dos locales que la familia tiene en calle América 2813, de Godoy Cruz y en la intersección de las calles Bolivia y Jorge A. Calle, de Ciudad. 

Creó una marca de botines de fútbol baratos y ya los exporta a Uruguay: cuestan $ 15.000

Fuente: Cronista – Martín Amoros fundó Raptor en plena pandemia y produce 20.000 pares por mes en su fábrica en Valentín Alsina. Su estrategia para mantener los precios bajos.

«Mi héroe es el dueño de Guaymallen«, dice Martín Amoros. Pero no se dedica al negocio de los alfajores, sino al del calzado deportivo. Su emprendimiento Fabricalz SRL produce botines de fútbol bajo la marca Raptor y se venden por entre $ 13.000 y $ 15.000 en tiendas físicas y MercadoLibre. Su objetivo, asegura, es apostar por el volumen y ya empezó a exportar sus modelos a Uruguay.

Hace 10 años el día a día a Amoros era muy diferente. Trabajaba en una casa de repuestos junto a su padre y sus hermanos, pero se cansó del rubro. Por consejo de su suegro incursionó en el mundo del calzado. Primero probó con pantuflas, después llegaron las ojotas y las sandalias hasta que decidió enfocarse en el segmento de las zapatillas deportivas.

Los botines Raptor se venden en tiendas de calzado y martketplaces desde $ 13.000 el par.

Durante la pandemia encontró otro nicho de interés. «En ese momento le compraba botines a un señor que los fabricaba de manera artesanal. Pero durante el aislamiento me empezaron a pedir cada vez más y él me entregaba un 10% de lo que yo podía vender. Así que me puse a fabricarlos yo mismo porque estaba viendo la guita que me perdía de ganar«, recuerda.

El Guaymallen de los botines

El negocio funcionó. Del taller se mudó a una planta de 1600m2 en Valentín Alsina. Compró máquinas de coser, una inyectora de suelas de PVC y montó un sector de aparado. Al principio le vendía los botines a las casas de calzado y algunos distribuidores que luego los posicionaban en tiendas online. «Hace poco aparecieron algunas casas de deporte, pero son tres o cuatro. Las otras marcas dicen que no les entregan si me compran a mí. Son como el perro viejo, que no come ni deja comer», señala Amoros.

Su modelo, como el del alfajor Guaymallen, es tener en el mercado un producto económico que juegue por volumen, aunque el margen sea chico. Por eso tiene como política que los botines Raptor no pueden venderse a más de $ 15.000. En tanto, los botines de segundas marcas parten desde los $ 50.000, mientras que los de las firmas top pueden costar más de $ 100.000.

¿Cómo logra mantener este precio? «Ahorro bastante haciendo el aparado, que es la costura de toda la capellada. Tengo 32 personas trabajando con 26 máquinas de coser en ese sector. Lo otro es la fabricación propia de la suela», explica. Fabricalz SRL produce alrededor de 20.000 pares de botines de fútbol de cuero sintético por mes entre todas las opciones, desde futsal y papifutbol hasta modelos de fútbol 11.

Martín Amoros ahora invirtió para lanzar una nueva línea premium con suela de caucho.

«Me ofrecieron traer las suelas y las capelladas importadas, pero no lo voy a hacer», afirma. Y detalla: «A mis clientes le vendo cada par por u$s 10,80 y si tuviera que traer un botín terminado de afuera me sale u$s 19 solo para tenerlo en la mano».

De campeón a campeón

La compañía ya cruzó la frontera y llegó con sus productos a otro mercado campeón del mundo: Uruguay. Raptor hizo un primer embarque en diciembre del año pasado de 1500 pares. «El próximo mes sale el próximo embarque», comenta. A su vez, Amoros señala que está en conversaciones con distribuidores en Paraguay para llevar su calzado allá.

El próximo paso del emprendimiento es lanzar una nueva línea de botines. Se trata de un modelo premium con suela de caucho que demandó una inversión de u$s 15.000 e incorporar 10 empleados a la plantilla. Fabricará 200 pares por día y costarán $ 2000 más que el resto de las opciones de su portafolio. «No le tengo miedo a la importación porque no tengo competencia en mi segmento», concluye.

La vuelta de Le Coq Sportif: fútbol, locales propios y el «costo argentino» para producir en el país

Fuente: Cronista – El sábado, el icónico gallo de Le Coq Sportif debutó en la camiseta de Talleres de Córdoba. Agustín Melano, presidente de ID Argentina, licenciatario de la marca francesa y de Converse en el país, devela el plan de ese retorno. También, explica cuáles son las variables que terminan definiendo el precio de una zapatilla en el mercado local

Carta de presentación: Agustín Melano tiene 52 años. «En junio, cumplo 30 en este rubro», apunta. «Este rubro» es la industria del calzado y la indumentaria deportiva. Breve repaso. Arrancó como asistente de producto en la entonces Reebok Argentina y, en junio de 1995, pasó a trabajar a Sao Paulo Alpargatas (SPA), la ex filial brasileña que ya se había emancipado en los ’80 del gigante de Barracas. La empresa había tomado la licencia de Converse para el Mercosur. Su trabajo, en los siguientes tres años, fue desarrollar, desde Buenos Aires, la marca estadounidense en la Argentina, el Uruguay y el Paraguay.

La manejó junto con otras dos etiquetas: Mizuno y Timberland. En 1998, por una reestructuración, SPA cerró esas operaciones fuera de Brasil y le transfirió la licencia de Converse a su ex casa matriz. Melano pasó, entonces, a Alpargatas Argentina. «Estuve un año con Converse y, al año, me dieron Topper. Siempre, en Producto. Como asistente o gerente», señala.

La crisis financiera de Alpargatas llevó a que, en 2000, perdiera Converse. Eso hizo que Melano, el hombre que más conocía a la marca en la región, migrara a los Estados Unidos. Trabajó durante dos años para la empresa estadounidense que ahora tenía la etiqueta, a cuya gestión el ejecutivo sumó Superga y otras licencias para chicos. «Me tocaba manejar Converse en el Mercosur, desarrollar las infantiles en distintos países y las Superga en los Estados Unidos, donde, en ese momento, tenían un reconocimiento muy fuerte. Viajaba de Bolivia, vendiendo zapatillas Barbie, a Malibú, por las Superga», describe.

Nuevo giro del destino. En 2003, año en que Nike compró Converse, la licencia de la marca para la región pasó a estar, directamente, en manos de quien llevaba casi una década desarrollándola. Vuelta a Buenos Aires. «En 2005, arranqué formalmente ID Argentina como subsidiaria de Converse para la Argentina, Uruguay y Paraguay», indica Melano.

En retrospectiva, fue el primer gran hito de ese proyecto. El segundo es reciente, casi dos décadas después. Cuando bregaba por adaptar su negocio al mundo de la pandemia, agravado por los problemas endémicos de la Argentina, Le Coq Sportif lo contactó para ser su nuevo licenciatario local. Una página nueva en la fuerte historia de la francesa con el país: el icónico gallo, por tomar el ejemplo más vivo, quedó inmortalizado en la camiseta con la que Diego Maradona y la Selección se consagraron en 1986.

Esta nueva historia empezó a escribirse con una edición especial conmemorativa de esa gesta, agotada durante el Mundial de Qatar 2022. Ahora, sigue con la vuelta al fútbol doméstico: el sábado, en el partido contra Boca, Le Coq debutó en el pecho de los jugadores de Talleres de Córdoba. Fue el puntapié inicial de un partido que seguirá con la apertura de locales exclusivos y la expansión de la marca hacia nuevos productos relacionados con la categoría y otros deportes. ID lo jugará en un contexto particularmente adverso: la única certidumbre es la alta inflación, que impacta en los costos, por un lado, y la retracción del consumo, por otro.

¿Cómo y por qué sumó Le Coq Sportif?

Técnicamente, nos buscaron ellos a nosotros. Estaban saliendo de la relación con el anterior distribuidor (N.d.R.: la local Distrinando) y Le Coq buscba una empresa en la Argentina que siguiera los mismos lineamientos con los que querían desarrollar a la marca a nivel global. Eso no estaba pasando acá. Nosotros tenemos un track-record de trabajo respetando a una marca como si fuéramos una subsidiaria. Nos vinieron a buscar por eso. Firmamos el contrato para desarrollar la marca en la Argentina, Uruguay y Paraguay en octubre de 2021 y, enseguida, nos pusimos a trabajar.

En ese momento, si bien recién se empezaba a salir de la pandemia, todavía no se habían asimilado los costos. ¿Por qué una segunda marca? ¿Qué inclinó la balanza?

Me atrajo el desafío. Nuestro espíritu es que somos una empresa que trabaja la marca. Cuando sos licenciatario, seguís lineamientos globales. Le Coq fue la oportunidad de aplicar todo nuestro conocimiento en una marca que estaba con cambios a nivel global y cuya realidad argentina estaba separada de eso. Fue un desafío enorme, con todo en contra: pandemia, caída de mercado, incertidumbre. Pero, con tantos años de mercado, uno ve el potencial que tienen las marcas. Después, claro, está conseguirlo.

¿Qué vio en Le Coq?

Es una marca con más de 140 años de historia y que, en la Argentina, tiene un vínculo emocional muy fuerte. El desafío es que ese vínculo se traslade de una edad que, hoy, es de 35-40 años para arriba, a un segmento de consumidor que tiene 18. Todas las acciones estarán dirigidas para extender ese reconocimiento. Lo hicimos con la cápsula que lanzamos de camisetas conmemorativas de 1986.

¿Qué hicieron?

Tuvimos una discusióin interna: ¿hacíamos la camiseta exactamente igual a la de 1986 o la reversionamos, para que el consumidor joven tuviese la experiencia-sentimiento de 1986 con un producto de 2022? Decidimos reversionarla con telas actuales y el nuevo logo de Le Coq. Generó que los consumidores más viejos la viéramos con ojos medio raros. Pero, para los más chicos, fue natural.

«Queremos que Le Coq Sportif vuelva a ser una marca multideporte. Tiene una relación emocional muy fuerte con la Argentina. El desafío es que ese vínculo se traslade de una edad que, hoy, es de 35-40 años para arriba, a un segmento de consumidor que tiene 18. Todas las acciones estarán dirigidas para extender ese reconocimiento».

¿Cómo le fue?

En algunos lugares, se agotó a las dos horas. Parte de la estrategia también fue que el lanzamiento fuera online, para que el consumidor joven la encontrara ahí. Lanzamos sólo 20.000 unidades. Quisimos hacer una edición chica, para que fuera algo especial. La otra pregunta también fue a qué precio.

¿Por qué?

Porque relanzábamos la marca en un momento especial, con una campaña especial atrás. Durante un año habíamos trabajado con los herederos de Maradona para el uso de la imagen; fue el primer trabajo de relanzamiento de la marca, en octubre de 2022, la previa del Mundial. En ese momento, los últimos campeones del mundo eran los del ’86. Definimos que no podíamos ser menos que la camiseta nueva de la actual marca de la Selección. Nos posicionamos por arriba porque éramos la camiseta campeona. Fue todo un desafío: los aparatos de marketing de una marca y otra eran distintos.

La edición conmemorativa del Mundial de 1986 fue el primer lanzamiento de ID con Le Coq. «En ese momento, era la última camiseta campeona del mundo. El precio fue tema de discusión. Decidimos que no podía ser más barata que la camiseta oficial de la Selección», dice Melano. Agotó las 20.000 unidades.

Como organización, ¿qué esfuerzo comercial e industrial significó para ID sumar una segunda marca?

A nivel comercial, Le Coq estaba en un nivel de distribución medio-bajo. Nuestro trabajo de distribución es medio-alto. Cuando hacés un cambio de imagen, de producto, los mejorás, son más elaborados y, ergo, más caros, debés tener una cadena de distribución más elevada. Nosotros cambiamos la distribución con producto de mejor calidad. Eso obligó a redefinir proveedores. Desde lo que es ropa (porque todas las telas son importadas) a lo que son fabricantes. No tenemos planta propia. Agregamos fábricas que eran más expertas en producto deportivo. Pasamos de cuatro a ocho fábricas. Hay una que hace ambas marcas. Pero la producción de las demás está más separada por un tema de capacidades de las plantas.

¿Fue un crecimiento fuerte en unidades?

En volumen, el crecimiento no fue tan fuerte. El contexto país tampoco empujó. En los primeros dos años (2022-2023) y hasta París 2024, es un plan de asentamiento de marca. Le Coq es sponsor del Comité Olímpico de Francia y de los Juegos Olímpicos de París. Por eso, también tomamos el Comité Olímpico Argentino y el Paralímpico: para estar alineados con la marca a nivel internacional. Estos dos años y medio son de asentar la marca por sobre el volumen. Pasa a ser más cara porque el producto es mejor y porque hay una inversión en desarrollo que, antes, no estaba. Así y todo, hoy, la Argentina es uno de los tres países más grandes para Le Coq a nivel global. En unidades, es el 30% de nuestra empresa. Debería ser el 80% en unos años.

«Hasta París 2024, es un plan de asentamiento de marca sobre el volumen. ASí y todo, hoy la Argentina es uno de los tres países más grandes para Le Coq Sportif a nivel global.  En unidades, es el 30% de nuestra empresa. Debería ser el 80% en unos años».

¿Cómo es hacer ese desarrollo en un contexto de cepo y restricción a importaciones?

Dificilísimo. En 2022 fue bastante complejo pero posible. En 2023, como el gobierno anterior priorizó componentes por sobre producto terminado, la importación de telas no fue un problema. Tampoco, los insumos para zapatillas. Pudimos sortear los problemas para entregar producto, para importar para fabricar.

¿Y en 2024?

Todavía se está definiendo. A nivel empresa, vamos a crecer porque en 2023, estratégicamente, decidimos reducir volumen y minimizar las complicaciones que conlleva tener una operación en la Argentina. Nuestro modelo de negocios está basado en regalías por ventas: cuanto más vendés, más regalías debés. Si hay una devaluación, tenés una diferencia en dólares grande. Por eso, redujimos volumen en 2023 y habrá crecimiento en 2024, sobre todo, por aumento en la oferta de producto. El año pasado, la oferta estuvo muy restringida. En 2024, esa oferta será mucho más amplia.

Habló de productos más caros. Al mismo tiempo, siempre se apunta sobre calzado e indumentaria cuando se habla de inflación. ¿De qué depende el precio de las zapatillas?

El dólar y la tasa de interés. Son los dos componentes principales de una zapatilla. En lo que es producción local, obviamente, también inciden los salarios del operario y la estructura de la fábrica. Según el producto, puede ser el 40% o 50%. En 2023, el costo de armado fue de u$s 6/8. Para una marca de valor FOB de u$s 10, traer una zapatilla armada o desarmada cuesta más o menos lo mismo. Con uno de valor FOB de u$s 18, la proporción es otra. En esas relaciones está el sentido que tiene producir. Lo lógico es que, este año, haya aumento de importaciones para compensar el alto costo argentino. Hablando de números, para que el negocio sea viable, la relación por rentabilidad entre costo habitual argentino y costo habitual de importación, la producción local tiene que ser cercana al 30 por ciento.

¿Qué cree que ocurrirá con un mercado más abierto como, se presume, habrá con este gobierno?

Estas nuevas políticas traspasan el poder de la oferta a la demanda. Antes, con la escasez de producto y las complicaciones productivas, mandaba la oferta. Ahora, se dio vuelta. El que tiene el poder pasa a ser el consumidor. Porque tenga el dinero o porque no está dispuesto a convalidar el costo para ese producto. Ahí viene la competencia, que también es interesante. Es la buena competencia.

¿Por qué el mismo producto importado de Asia, en la Argentina, es mucho más caro que en otros países?

El costo total para importar un producto es del 7%. En los Estados Unidos, tenés 10 días para pagar la nacionalización. En la Argentina, hay que pagar el 90% del valor FOB para sacarlo del puerto. El IVA, allá, es un 7% en promedio; acá, del 21%. Hoy, la lógica indica que la Argentina, para ser comparable, está, por lo menos, un 20% arriba de los Estados Unidos. Eso sólo por un tema impositivo. Si el gap es mayor, es por las trabas, por las incertidumbres y por el costo de reposición: cuando no sabés qué va a pasar, en un punto, tenés que cuidar el capital de trabajo.

«El dólar y la tasa de interés son los dos componentes principales de una zapatilla. (…) Lo lógico es que, este año, haya aumento de importaciones para compensar el alto costo argentino. Para que el negocio sea viable, la producción local tiene que ser cercana al 30 por ciento».

Trabajó en los ’90 y empezó su empresa en 2005. Dos esquemas muy distintos para la industria del calzado.

Noviembre de 2005. Estaba en Hong Kong, por trabajo, y el Gobierno implementó las licencias no automáticas. Ahí tomé a la persona que, aún hoy, hace gobierno… (recuerda). El proceso de instalación de una fábrica en la Argentina… hubo que justificar por qué había que hacerlo. Recorrimos todas las instalaciones posibles. Hicimos rastreo por dónde había plantas de Gatic. Había quedado gente con una competencia para producir tan fuerte… La primera fábrica que elegimos para producción local fue La Flores, en 2008.

En ese momento, llegaron también los grandes players brasileños: Paquetá en Chivilcoy, con Adidas y Diadora; Vulcabras, en Coronel Suárez, con Adidas y Reebok; Dass, en Misiones, con Nike, Umbro y Fila; San Pablo Alpargatas compró Alpargatas y relanzó Topper…

Sí. Fue muy importante el know-how de las marcas internacionales. Entre todos los que vivimos, reconstruimos lo que fue la industria argentina de calzado deportivo. El sector tenía dos grandes pilares, Gatic y Alpargatas, que se habían desmoronado. La reconstrucción se hizo sobre lo que quedó. Pero el know-how de las marcas internacionales la elevó, le dio el salto cualitativo que las marcas argentinas nunca hubiesen alcanzado en cuanto a parámetros de calidad, de condiciones laborales. Eso se consiguió gracias a la influencia de las marcas internacionales.

Volviendo a Le Coq y 2024. ¿Qué líneas de producto se sumarán? ¿Botines de fútbol, por ejemplo?

La idea es ampliar la oferta en todas las categorías. Que Le Coq vuelva a ser una marca multideportiva. Pero en función de lo que casa matriz defina como estrategia. Está el proyecto pero en proceso de desarrollo. Es parte del acuerdo. Todo lo que desarrollamos como producto nuevo tiene que ser aprobado por Le Coq Francia.

Por lo pronto, ya dio un paso inicial con el patrocinio de Talleres.

En la Argentina, el fútbol es la máxima expresión del deporte. Por alcance, por lo que representa, por lo que mueve… Cuando, como marca multideporte, estás afuera del fútbol, estás afuera del principal deporte que te define como marca deportiva. El paso natural es meterte.

«Hoy, la lógica indica que la Argentina, para ser comparable, está, por lo menos, un 20% arriba en precios de los Estados Unidos. Eso sólo por un tema impositivo. Si el gap es mayor, es por las trabas, por las incertidumbres y por el costo de reposición: cuando no sabés qué va a pasar, en un punto, tenés que cuidar el capital de trabajo».

¿Qué perfil de equipo buscó?

Cuando se mira dónde invertir, se analiza cada equipo en función del retorno que tiene, sea económico o de imagen de marca. Las complejidades de vestir a un equipo grande o chico son las mismas. Cambian las unidades: hacer 20.000 o 50.000 camisetas es lo mismo. El equipo que necesitás internamente es igual. A partir de eso, se eligen equipos que tengan más volumen. Después, está a dónde te lleva ese equipo.

¿Por qué Talleres?

En socios, es uno de los siete equipos más grandes de la Argentina. Está en una provincia como Córdoba, que es de las más importantes del país. El análisis es bastante sencillo. Después, tenés cómo es el club: si es ordenado o desordenado, hace más fácil o difícil la decisión. Y, también, la ventana de oportunidad: Talleres estaba terminando un contrato en diciembre. Se dio una situación de alineación de planetas: Talleres buscaba elevar su marca y encontró a Le Coq, que buscaba un buen club de fútbol. La asociación fue natural. Tuvo, además, otra cosa interesante.

¿Cuál?

A diferencia de muchos clubes, tiene cuatro puntos de venta propios, donde maneja el 80% de sus ventas de camisetas en la provincia de Córdoba. Es un club que uno auspicia pero, a la vez, nos compra.

Compra, no manguea.

(se ríe). Por supuesto, la entrega de producto para jugadores es parte del contrato. Pero hay una necesidad de abastecimiento a sus tiendas. Desde el día uno, trabajamos para tener al plantel bien abastecido y en proveer la cantidad de prendas para que los locales maximicen su facturación. No es normal en el fútbol argentino.

Le Coq debutó el sábado contra Boca en la camiseta de Talleres. «Es el séptimo equipo del país en cantidad de socios y, además, tiene una cualidad: el 80% de sus ventas de camisetas en la provincia de Córdoba es a través de su propia tienda. Es un club al que, además de proveerlo, nos compra indumentaria», explica el CEO de la marca.

Hablando de locales, ¿habrá locales propios de Le Coq?

Hoy, tenemos 11 locales de Converse. Contamos con uno que vende Le Coq. La idea es, en 2025, iniciar un proceso de aperturas más agresivo. Ahora estamos renovando puntos y, después, vendrán las inauguraciones. Hoy, el número interesante para Le Coq son ocho locales. En shoppings, principalmente.

¿Propios o franquicias?

Locales 100% propios. En nuestra industria, la franquicia es complicada. Por un tema de cadena de costos, de rentabilidades. Es un rubro en el que los márgenes no son altos. Cuando tenés un local monomarca propio, salvo que seas una de las dos más grandes (N.d.R.: Adidas y Nike), es más difícil tener una facturación tan alta que justifique una rentabilidad más baja.

¿Qué cambió desde que firmó el contrato con Le Coq en octubre de 2021 a hoy?

La intensidad del marketing. Muchísimo. Totalmente diferente. Cambió el sourcing. Tenemos mucho desarrollo propio aprobado por Francia. Los tiempos de producto fueron mucho más intensos. Y los tiempos de anticipación y de problemas productivos, ya que, al ser más volumen, también te aumentan.

¿Y en cuanto al contexto país?

Veíamos un 2023 más amigable que terminó siendo, claramente, más complicado. No frenó los desarrollos de la marca. Pero complicó el proceso. El volumen de ventas, en sí, no cambió. Pero la complejidad para lograrlo fue el triple.

Bree Oficial

Fuente: CARAS – Una marca de zapatos de óptima calidad y diseño.

Mateo y Candela, ¿cómo fueron los inicios de su marca?

A fines del 2019, nos surgió la idea de crear nuestra propia marca, ambos somos amantes de la moda
En un inicio queríamos que sea de calzado y de indumentaria, y en el proceso de desarrollo, se nos presentó la oportunidad de diseñar calzado, por medio de un fabricante de confianza, el cual nos brindó todas las herramientas para poder conocer este rubro con mayor detalle y profundidad. 

Es por eso que el 10 de febrero del 2020, lanzamos nuestra marca de zapatos, Bree Oficial.

¿Cuáles son los servicios que brindan al público?

Bree ofrece zapatos de diseño y calidad, sin perder la esencia y el estilo de uno mismo.

Actualmente hacemos calzado con talles del 35 al 45, de todos colores y diseños. Ya sea borcegos, mocasines, botas, sandalias, zapatillas y zuecos.

Nos representa como marca la idea de que las personas se sientan únicas y cómodas y puedan vestirse de la manera que quieran y deseen.

¿Cómo proyectan a su marca en el mediano plazo?

Nos gusta proyectar, en un inicio nos agarró la pandemia y estábamos medio dudosos con la idea a llevar a cabo, pero una vez que se abrió lo online, conocimos un mundo increíble. Para ese entonces, solo queríamos que toda la Argentina conozca y desee nuestra marca.
El 13 de diciembre del 2021, abrimos nuestro primer local, lo apodamos “El Búnker de Bree” es una manzana histórica, ubicada en el barrio de Villa Devoto, lugar donde crecimos. En ese momento nuestro objetivo era hacer que Bree pueda expandirse aún más y como solemos decir “pisar más fuerte”. 

A tres años de que nació Bree y a dos años de que abrimos “El Búnker”, proyectamos que el mundo nos conozca, realizando envíos a distintos países y que en un futuro logremos poner locales por la Argentina y en el exterior.

¿Cuáles son sus diferenciales en el rubro?

Nos gusta demostrar que somos más que una marca de zapatos, queremos brindar “una experiencia” desde la calidad y diseño del producto hasta la esencia que te da usarlo.

El fin es que Bree marque tu estilo y te sientas representado, dando libertad y diversidad a tu personalidad.

Si comenzaran nuevamente, ¿qué harían diferente?

Creemos que de los errores se aprende y te hacen crecer, en todos los aspectos.

Aprendimos y mejoramos día a día. Hoy estamos felices con los resultados y eso quiere decir que todo lo sucedido fue positivo.

Datos de contacto:

Web: www.breeoficial.com.ar

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Dirección del local: Fernández De Enciso 3594, Villa Devoto, CABA

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Luz Bauzá y Hache Caillaud, los zapateros que revolucionan el mundo del rock

Fuente: Clarín – Son los creadores de La Jolla y Terrible Enfant, dos marcas de calzado elegidas por músicos y celebridades. Por qué se destacan sus diseños.

Los fundadores de La Jolla y Terrible Enfant en su local de la calle Arroyo. Foto: Martín Bonetto.

Así, tal cual, como en la parte más fantasiosa de los niños terribles -protagonistas de la obra clásica de Jean Cocteau- algo parecido sucede con Hache Caillaud y Luz Bauzá, quienes están a cargo del capricho fashionista de la marca de zapatos bautizada, justamente, Terrible Enfant.

Y si bien, cuando arrancaron, se enfocaron en el calzado masculino, el interés que sus modelos causaron en las mujeres los hizo expandirse y lanzar una nueva propuesta. La Jolla es la firma gestada durante la pandemia con el propósito de cumplirle los deseos a las feminidades. “Para nosotros es un medio de expresión”, apunta Luz. “Buscamos que la gente se identifique con lo que hacemos y lo use”, agrega.

Lo cierto es que, tras once años de trabajo, ya se transformaron en el tándem predilecto de músicos y celebridades. Por caso, Carca, Adrián Dárgelos y Emmanuel Horvilleur, son algunas de las figuras que suelen llevar sus diseños, lo mismo Natalia Oreiro y Emilia Mernes, entre otras.

Primero arrancaron con un showroom en Palermo para luego instalarse en la amplia tienda de la calle Arroyo, sin dudas la zona más parisina de Buenos Aires. En ese espacio, donde funcionan las dos marcas, es frecuente cruzarse con clientes extranjeros (chilenos, brasileños y norteamericanos, entre otros) que van en busca de zapatos clásicos, aunque también personalizados y sobre todo los que apuestan a la atemporalidad. “Tenemos que trabajar para que los argentinos comiencen a adoptar la industria nacional”, reconoce Hache.Diseños artesanales de cuero metalizado. Foto: Martín Bonetto.Diseños artesanales de cuero metalizado. Foto: Martín Bonetto.

-¿Qué tienen de singular los zapatos que hacen?

Hache: Hay un concepto parecido entre las dos marcas que tiene que ver con proponer algo distinto. Ser rupturista. Por ejemplo, en La Jolla, son piezas únicas, atemporales, para usar durante mucho tiempo. Eso es lo que tiene, proponemos algo distinto. En Terrible Enfant tenemos más de 90 modelos. No trabajamos mucho con tendencias. Quizás en alguna materialidad o color podemos pensar la tendencia, pero la idea es hacer cosas nuevas.

Luz: Nuestros zapatos son únicos por su diseño y calidad. Desde que empezamos hasta hoy, sin importar qué crisis atravesamos, siempre trabajamos en mejorar. Todo lo que no se ve de un par de zapatos es muy importante: la puntera que le ponemos, el contrafuerte, la entretela, tanto como el diseño y la moldería. Los clientes lo aprecian.Dante Spinetta con diseños de Terrible Enfant. Foto: Martín Bonetto.Dante Spinetta con diseños de Terrible Enfant. Foto: Martín Bonetto.

-¿Cómo resignificaron el mocasín, un zapato tan clásico para los argentinos?

Hache: Es un mocasín legítimo, en cuanto a la construcción, que se arma y se cose al revés, pero lo resignificamos en materialidades y en colores, como puede ser, por ejemplo, un número 45 en rosa y amarillo. Empezamos hace unos cuatro años, porque conocí a dos maestros mocasineros que laburan de primera. Ahora trabajan solo para nosotros.Una reversión del mocasín tradicional. Foto: Martín Bonetto.Una reversión del mocasín tradicional. Foto: Martín Bonetto.

-Hay una tendencia en la moda del retorno a lo artesanal, ¿eso se lo transmiten?

Hache: Sí, totalmente. Primero porque esa es la bajada de la marca; “hand made shoes”. Nosotros lo contamos, explicamos que todo está hecho a mano. Además, tenemos un servicio post venta. Si viene un cliente y trae un zapato tres años después, lo recibimos, le cambiamos la suela y se lo lleva. Eso lo comunicamos y para nosotros es un valor fundamental de la marca.

Luz: Lo artesanal es el nuevo lujo, para nosotros siempre lo fue y lo será porque implica una forma de trabajar muy sana que se traduce en el producto. Lo ideal sería que los Estados promuevan los oficios, los incentiven y hasta los enseñen. Pero bueno, por el momento lo tenemos que hacer los de a pie. En nuestro país hay que enfocarse en no dejar morir estas formas de trabajo porque mueven mucho la economía.Adrián Dárgelos, líder de Babasónicos. Foto: Martín Bonetto.Adrián Dárgelos, líder de Babasónicos. Foto: Martín Bonetto.

-En estos once años, el cliente cambió. ¿Cómo se modificó el consumo?

Hache: Ahora los clientes vienen con mucha data de afuera, de lo que se usa. Quieren ver si tenemos esas cosas. Muchas veces las tenemos, otras no y se las hacemos. Por ejemplo, en Terrible Enfant, te piden taco de 5 cm. En La Jolla pasa más porque las mujeres están más informadas, saben lo que está pasando. De todos modos, en esa marca tenemos más tendencia, aunque reversionada y con su impronta.

Luz: Cambió mucho el uso del calzado, la pandemia también rompió todo y el uso de zapatillas creció exponencialmente por comodidad y porque las marcas de lujo las impusieron. Nosotros no renegamos de eso, acompañamos los cambios siempre, pero en Micam Milano, la feria más importante de calzado del mundo, en la que estuve escuchando exponentes de World Global Style Network (WGSN), aseguraron que la tendencia vuelve a virar hacia el calzado hecho a mano.La vidriera del local de Arroyo con diseños originales, hechos a mano. Foto: Martín Bonetto.La vidriera del local de Arroyo con diseños originales, hechos a mano. Foto: Martín Bonetto.

-¿Y tienen algún modelo genderless?

Hache: Los mocasines. No hacemos modelos iguales pero sí los hace el mismo artesano en las dos marcas. También ahora vienen muchos más clientes trans. Y hay chicas que se compran botas de hombre. Para mí eso está buenísimo.

Luz: Diseñamos siempre para quien quiera usar nuestros productos. La única limitante es el talle: creamos hormas para cubrir desde el 36 al 50 en Terrible Enfant. Y La Jolla vino a cubrir lo que nos pedían las feminidades. No hay nadie a quien no podamos complacer.María Becerra con un diseño de La Jolla. Foto: Martín Bonetto.María Becerra con un diseño de La Jolla. Foto: Martín Bonetto.

-¿Quién es la celebridad más asidua a Terrible Enfant?

Hache: A Emmanuel Horvilleur lo contacté hace un tiempo para hacerle cosas y terminé siendo su amigo. También le hice a Adrián Dárgelos, Carca, Dante Spinetta y Adrián Barilari. Y a Fabio Alberti, que es un capo, le hicimos unas texanas azules con taco gigantesco.Emmanuel Horvilleur. Foto: Martín Bonetto.Emmanuel Horvilleur. Foto: Martín Bonetto.

-¿Las usó para la vida o para un personaje?

Hache: Para la vida.

-¿Eso fue lo más freak que hicieron?

Hache: No, a Dárgelos le hice cosas re locas, en terciopelo, todo súper glam. A los Illya Kuryaki y a (Joaquín) Levinton, también. Y con La Jolla le hicimos a Nicki Nicole, Emilia Mernes y Natalia Oreiro.

Luz: Carca es un personaje que me conmueve. Teníamos una línea de sombreros y le hicimos uno a medida. También me dijo que siempre había querido tener unas botas de caña alta, se las hice hace dos años y medio. Es un genio.Modelo Storm, confeccionado con charol vacuno. Foto: Martín Bonetto.Modelo Storm, confeccionado con charol vacuno. Foto: Martín Bonetto.

-¿Por qué los eligen?

Hache: Porque tenemos una propuesta de diseño e intentamos salir de la tendencia. Y porque la marca tiene mucho de arte y también nos inspiramos en lo que leemos, las películas, el cine…

Luz: Estamos en un mundo en guerra, medio distópico. Las bucaneras son medio Mad Max, estamos buscando un poco eso.

-También les hicieron zapatos a personajes bien distintos, como Tiago PZK y Abel Pintos, ¿intervienen ellos en el diseño?

Hache: Los estilistas le llevan los looks y ellos eligen. Vienen y les compran.Fito Páez, con zapatos de la marca. Foto: Martín Bonetto.Fito Páez, con zapatos de la marca. Foto: Martín Bonetto.

-¿Eso se traduce en las ventas?

Hache: No, pero se genera un branding. Aunque me pasó con la primera colección; hice un modelo en leopardo, tenía miedo porque no sabía si se iba a vender. En paralelo, Marcelo Tinelli, se puso unos zapatos de leopardo en su programa, que, aunque no eran de nuestra marca, después vinieron a pedirme esos. Yo estaba chocho.Botas de La Jolla, una marca sin temporadas. Foto: Martín Bonetto.Botas de La Jolla, una marca sin temporadas. Foto: Martín Bonetto.

-¿Son agradecidos los famosos?

Hache: Es que nosotros vendemos, no regalamos. A Adrián (Dárgelos) sí, porque es mi amigo y mi inspiración. Lo mismo con Emma (Horvilleur).

-Y si viene una banda más under, ¿los ayudás?

Hache: Sí, me ha pasado. Me gusta y me sirve. Vino un grupo de música cachengue, les hice texanas rojas a todos.

-Y ¿a quién les gustaría calzar?

Hache: A Johnny Depp, me cae bárbaro. También a Perry Farrell.

Luz: Lali (Espósito) me parece increíble, empoderadísima, se mete en el barro sin problema, muy copada. Eso a nivel Argentina, y si tengo que soñar; Rihanna y Beyoncé.

Natalia Oreiro, con diseños de La Jolla. Foto: Martín Bonetto.

Luz Bauzá y Hache Caillaud, los zapateros que revolucionan el mundo del rock

Fuente: Clarín – Son los creadores de La Jolla y Terrible Enfant, dos marcas de calzado elegidas por músicos y celebridades. Por qué se destacan sus diseños.

Los fundadores de La Jolla y Terrible Enfant en su local de la calle Arroyo. Foto: Martín Bonetto.

Así, tal cual, como en la parte más fantasiosa de los niños terribles -protagonistas de la obra clásica de Jean Cocteau- algo parecido sucede con Hache Caillaud y Luz Bauzá, quienes están a cargo del capricho fashionista de la marca de zapatos bautizada, justamente, Terrible Enfant.

Y si bien, cuando arrancaron, se enfocaron en el calzado masculino, el interés que sus modelos causaron en las mujeres los hizo expandirse y lanzar una nueva propuesta. La Jolla es la firma gestada durante la pandemia con el propósito de cumplirle los deseos a las feminidades. “Para nosotros es un medio de expresión”, apunta Luz. “Buscamos que la gente se identifique con lo que hacemos y lo use”, agrega.

Lo cierto es que, tras once años de trabajo, ya se transformaron en el tándem predilecto de músicos y celebridades. Por caso, Carca, Adrián Dárgelos y Emmanuel Horvilleur, son algunas de las figuras que suelen llevar sus diseños, lo mismo Natalia Oreiro y Emilia Mernes, entre otras.

Primero arrancaron con un showroom en Palermo para luego instalarse en la amplia tienda de la calle Arroyo, sin dudas la zona más parisina de Buenos Aires. En ese espacio, donde funcionan las dos marcas, es frecuente cruzarse con clientes extranjeros (chilenos, brasileños y norteamericanos, entre otros) que van en busca de zapatos clásicos, aunque también personalizados y sobre todo los que apuestan a la atemporalidad. “Tenemos que trabajar para que los argentinos comiencen a adoptar la industria nacional”, reconoce Hache.Diseños artesanales de cuero metalizado. Foto: Martín Bonetto.Diseños artesanales de cuero metalizado. Foto: Martín Bonetto.

-¿Qué tienen de singular los zapatos que hacen?

Hache: Hay un concepto parecido entre las dos marcas que tiene que ver con proponer algo distinto. Ser rupturista. Por ejemplo, en La Jolla, son piezas únicas, atemporales, para usar durante mucho tiempo. Eso es lo que tiene, proponemos algo distinto. En Terrible Enfant tenemos más de 90 modelos. No trabajamos mucho con tendencias. Quizás en alguna materialidad o color podemos pensar la tendencia, pero la idea es hacer cosas nuevas.

Luz: Nuestros zapatos son únicos por su diseño y calidad. Desde que empezamos hasta hoy, sin importar qué crisis atravesamos, siempre trabajamos en mejorar. Todo lo que no se ve de un par de zapatos es muy importante: la puntera que le ponemos, el contrafuerte, la entretela, tanto como el diseño y la moldería. Los clientes lo aprecian.Dante Spinetta con diseños de Terrible Enfant. Foto: Martín Bonetto.Dante Spinetta con diseños de Terrible Enfant. Foto: Martín Bonetto.

-¿Cómo resignificaron el mocasín, un zapato tan clásico para los argentinos?

Hache: Es un mocasín legítimo, en cuanto a la construcción, que se arma y se cose al revés, pero lo resignificamos en materialidades y en colores, como puede ser, por ejemplo, un número 45 en rosa y amarillo. Empezamos hace unos cuatro años, porque conocí a dos maestros mocasineros que laburan de primera. Ahora trabajan solo para nosotros.Una reversión del mocasín tradicional. Foto: Martín Bonetto.Una reversión del mocasín tradicional. Foto: Martín Bonetto.

-Hay una tendencia en la moda del retorno a lo artesanal, ¿eso se lo transmiten?

Hache: Sí, totalmente. Primero porque esa es la bajada de la marca; “hand made shoes”. Nosotros lo contamos, explicamos que todo está hecho a mano. Además, tenemos un servicio post venta. Si viene un cliente y trae un zapato tres años después, lo recibimos, le cambiamos la suela y se lo lleva. Eso lo comunicamos y para nosotros es un valor fundamental de la marca.

Luz: Lo artesanal es el nuevo lujo, para nosotros siempre lo fue y lo será porque implica una forma de trabajar muy sana que se traduce en el producto. Lo ideal sería que los Estados promuevan los oficios, los incentiven y hasta los enseñen. Pero bueno, por el momento lo tenemos que hacer los de a pie. En nuestro país hay que enfocarse en no dejar morir estas formas de trabajo porque mueven mucho la economía.Adrián Dárgelos, líder de Babasónicos. Foto: Martín Bonetto.Adrián Dárgelos, líder de Babasónicos. Foto: Martín Bonetto.

-En estos once años, el cliente cambió. ¿Cómo se modificó el consumo?

Hache: Ahora los clientes vienen con mucha data de afuera, de lo que se usa. Quieren ver si tenemos esas cosas. Muchas veces las tenemos, otras no y se las hacemos. Por ejemplo, en Terrible Enfant, te piden taco de 5 cm. En La Jolla pasa más porque las mujeres están más informadas, saben lo que está pasando. De todos modos, en esa marca tenemos más tendencia, aunque reversionada y con su impronta.

Luz: Cambió mucho el uso del calzado, la pandemia también rompió todo y el uso de zapatillas creció exponencialmente por comodidad y porque las marcas de lujo las impusieron. Nosotros no renegamos de eso, acompañamos los cambios siempre, pero en Micam Milano, la feria más importante de calzado del mundo, en la que estuve escuchando exponentes de World Global Style Network (WGSN), aseguraron que la tendencia vuelve a virar hacia el calzado hecho a mano.La vidriera del local de Arroyo con diseños originales, hechos a mano. Foto: Martín Bonetto.La vidriera del local de Arroyo con diseños originales, hechos a mano. Foto: Martín Bonetto.

-¿Y tienen algún modelo genderless?

Hache: Los mocasines. No hacemos modelos iguales pero sí los hace el mismo artesano en las dos marcas. También ahora vienen muchos más clientes trans. Y hay chicas que se compran botas de hombre. Para mí eso está buenísimo.

Luz: Diseñamos siempre para quien quiera usar nuestros productos. La única limitante es el talle: creamos hormas para cubrir desde el 36 al 50 en Terrible Enfant. Y La Jolla vino a cubrir lo que nos pedían las feminidades. No hay nadie a quien no podamos complacer.María Becerra con un diseño de La Jolla. Foto: Martín Bonetto.María Becerra con un diseño de La Jolla. Foto: Martín Bonetto.

-¿Quién es la celebridad más asidua a Terrible Enfant?

Hache: A Emmanuel Horvilleur lo contacté hace un tiempo para hacerle cosas y terminé siendo su amigo. También le hice a Adrián Dárgelos, Carca, Dante Spinetta y Adrián Barilari. Y a Fabio Alberti, que es un capo, le hicimos unas texanas azules con taco gigantesco.Emmanuel Horvilleur. Foto: Martín Bonetto.Emmanuel Horvilleur. Foto: Martín Bonetto.

-¿Las usó para la vida o para un personaje?

Hache: Para la vida.

-¿Eso fue lo más freak que hicieron?

Hache: No, a Dárgelos le hice cosas re locas, en terciopelo, todo súper glam. A los Illya Kuryaki y a (Joaquín) Levinton, también. Y con La Jolla le hicimos a Nicki Nicole, Emilia Mernes y Natalia Oreiro.

Luz: Carca es un personaje que me conmueve. Teníamos una línea de sombreros y le hicimos uno a medida. También me dijo que siempre había querido tener unas botas de caña alta, se las hice hace dos años y medio. Es un genio.Modelo Storm, confeccionado con charol vacuno. Foto: Martín Bonetto.Modelo Storm, confeccionado con charol vacuno. Foto: Martín Bonetto.

-¿Por qué los eligen?

Hache: Porque tenemos una propuesta de diseño e intentamos salir de la tendencia. Y porque la marca tiene mucho de arte y también nos inspiramos en lo que leemos, las películas, el cine…

Luz: Estamos en un mundo en guerra, medio distópico. Las bucaneras son medio Mad Max, estamos buscando un poco eso.

-También les hicieron zapatos a personajes bien distintos, como Tiago PZK y Abel Pintos, ¿intervienen ellos en el diseño?

Hache: Los estilistas le llevan los looks y ellos eligen. Vienen y les compran.Fito Páez, con zapatos de la marca. Foto: Martín Bonetto.Fito Páez, con zapatos de la marca. Foto: Martín Bonetto.

-¿Eso se traduce en las ventas?

Hache: No, pero se genera un branding. Aunque me pasó con la primera colección; hice un modelo en leopardo, tenía miedo porque no sabía si se iba a vender. En paralelo, Marcelo Tinelli, se puso unos zapatos de leopardo en su programa, que, aunque no eran de nuestra marca, después vinieron a pedirme esos. Yo estaba chocho.Botas de La Jolla, una marca sin temporadas. Foto: Martín Bonetto.Botas de La Jolla, una marca sin temporadas. Foto: Martín Bonetto.

-¿Son agradecidos los famosos?

Hache: Es que nosotros vendemos, no regalamos. A Adrián (Dárgelos) sí, porque es mi amigo y mi inspiración. Lo mismo con Emma (Horvilleur).

-Y si viene una banda más under, ¿los ayudás?

Hache: Sí, me ha pasado. Me gusta y me sirve. Vino un grupo de música cachengue, les hice texanas rojas a todos.

-Y ¿a quién les gustaría calzar?

Hache: A Johnny Depp, me cae bárbaro. También a Perry Farrell.

Luz: Lali (Espósito) me parece increíble, empoderadísima, se mete en el barro sin problema, muy copada. Eso a nivel Argentina, y si tengo que soñar; Rihanna y Beyoncé.

Natalia Oreiro, con diseños de La Jolla. Foto: Martín Bonetto.

Con cuarenta años en marroquinería, dejó todo y arrancó de vuelta para crear carteras de lujo: triunfa en Argentina y Europa

Fuente: Forbes – Claudia Epszteyn fue la dueña de Carla Danelli, pero tras una vertiginosa carrera, decidió frenar. Al tiempo ya estaba arrancando de vuelta y hoy tiene Sentèz, marca que comenzó en España y en la pandemia explotó en nuestro país.

Claudia Epszteyn se dedica a la marroquinería desde hace 40 años, de la mano de su padre. O no tan de la mano, porque en ese momento la industria era casi exclusivamente masculina. Y no fue aceptada fácilmente.

Con una mente creativa, rápida y curiosa, notaba que había algo injusto: su papá era marroquinero y muy talentoso. «En esa época no existía el concepto ni la carrera de diseño, pero mi papá había inventado una técnica constructiva de hacer carteras que era extraordinaria en el mundo, una obra de arte en bolsos, él solo, y se las vendía a un señor que se hizo muy famoso», cuenta la ejecutiva, hoy dueña de Sentèz. Ese señor se llamaba Orlando Morandi: «Toda la alta sociedad argentina iba a tocarle la puerta, él decía que era un italiano que sabía hacer bolsos y les vendía las carteras que en realidad eran hechas por mí papá», suma Epszteyn.

 «Esto no puede ser, se tiene que conocer…es de mi papá». Con ese objetivo que se convirtió en el origen de su carrera, la empresaria, muy joven, comenzó a trabajar con él. «Todos los días me echó de la fábrica suponiendo que yo le iba a romper su estructura, porque los jóvenes éramos en ese momento los que rompíamos y los adultos nos temían, nos rechazaban», recuerda sobre esos primeros tiempos de trabajo, en la década del ’80, junto su padre.

sentez carteras campaña
Campaña Sentèz.

Pero como su cabeza no para, no se rindió. «A regañadientes me quedé con la promesa de ponerme en la mesa a aprender como una obrera y así lo hice. Es decir que yo soy una aprendiz del oficio desde lo más abajo hasta lo mejor…pero del mejor», recalca la primera integrante mujer de la Cámara Marroquinera de Argentina

Así se formó y arrancó una carrera imparable y exitosa, con el logro extra de hacerle justicia al trabajo artesanal familiar. «Saqué el producto al mundo. No vendía en Argentina, por algún motivo que desconozco siempre me pareció que tenía que ser validado afuera y lo logré, incluso sin idiomas y sin dinero porque recién empezaba. Donde iba ponía ese producto adelante y la recepción era tremenda», sostiene Epszteyn y agrega: «‘Esto no puede ser de Argentina, esto es tremendo’, me decían. Y yo vendía lo poquito que hacía porque nunca me alcanzaba el volumen. Mi primer cliente fue El Corte Inglés».

Carla Danelli, su primer éxito 

Su padre siguió acompañándola en la empresa familiar como modelista. «Era el mundo donde se sentía seguro y tranquilo, y enseñó a un montón de gente que hoy todavía me llaman agradecidos de haber pasado por la compañía», relata sobre su mentor. «Y creo que él hoy empezó a sentir un orgullo enorme porque de la nada hemos hecho una empresa muy linda de la que no se quería ir nadie: había un clima que era espectacular». La empresa en cuestión era Carla Danelli.

cartera sentez
Cartera Sentèz.

La historia del nombre es una anécdota que  Epszteyn recuerda muy bien: «Estaba en mi casa viendo el diario físico un domingo y decían que el lunes había un encuentro de empresarios con ronda de negocios en La Rural y yo digo: ‘Tengo que estar’. En ese momento no era ni empresaria, no hacía negocios, no tenía tarjeta, pero sabía que tenía que estar». La dificultad era cómo se presentaba. Y lo resolvió con una planchuela de Letraset, de la mano de un nombre que siempre le había gustado: Carla, sumándole la denominación de su ex marido, Daniel.  Así surgió Carla Danelli. «Después me dijeron Carla toda la vida, pero bueno… no era yo».

Crecimiento sostenido

La marca creció rápidamente y la dueña de Carla Danelli decidió proponerle a su hermano ser su socio . «Yo tenía 21 años en ese momento y precisaba ayuda. Logramos una sociedad maravillosa de toda la vida hasta que vendí mi parte de la empresa. Cada uno supo ubicarse en el lugar en el que era bueno o donde se divertía y entrar en el aprendizaje».

Los números hablan por sí solos: llegaron a manejar una empresa que producía 17.000 unidades de carteras de cuero por mes y empleaba a 300 personas en una fábrica de 10.000 metros.

Así funcionó hasta 2006, momento en que Epszteyn decidió poner un freno a su vertiginosa carrera. «Estaba muy agotada. Viví mucho tiempo en el exterior y viví mucho tiempo en China, tenía dos bebés chiquitos… era muy difícil. Me di cuenta de que había cosas que nunca había hecho, como hablar sin culpa con una amiga en horario diurno, entonces dije: ‘Bueno, es hora de que pueda salir a tomar algo‘. 

cartera sentez
Cartera Sentèz.

Y lo cumplió. Aunque un tiempo después, la mente inquieta de la empresaria se activó nuevamente. «Pienso la vida en imágenes y al poco tiempo de haber vendido mi parte de Carla Danelli se me vino la imagen del flúo aplicado al cuero. Yo no sabía si existía o no existía, pero hablé con una curtiembre y dije: ‘Tengo ganas de hacer una cosa así como con fluorescencia, pero en el cuero’, recuerda. En Argentina no había tecnología para llevarlo a cabo y se volvió muy complejo: «Invertimos una fortuna y lo logramos a medias». Pero eso alcanzó. Un día le manda una foto de lo que estaba craneando a su prima que vivía en España, y ella no dudó en contactarla con empresarios vinculados al mundo de la moda, los cuales le pidieron que viajara a Europa para reunirse con ellos.

El surgimiento de Sentèz, carteras de lujo

«Me llevó todo el 2017 y mitad del 2018», cuenta Epszteyn sobre este primer ensayo de aplicar flúo al cuero y suma: «A fin del 2018 yo viajo a España y en el 2019 estábamos abriendo Sentèz en Madrid«.

«Abrí mi nueva marca en Europa con un local extraordinario en el barrio de Chueca, enorme y además en un edificio histórico que había sido de un conde. Yo estaba ahí, respiraba eso y tocaba esas paredes y decía:'»¡Wow!’. Y en ese contexto puse el fosforito -como lo llaman los españoles al flúo- y también fue un delirio. Era una cosa realmente muy mágica, los españoles se sorprendieron», manifiesta la ejecutiva sobre la recepción de Sentèz en el público europeo.

La aceptación fue inmediata y el salir de la zona de confort de los colores tradicionales en carteras de cuero de lujo, un éxito. «Empecé a mostrar que justamente el flúo son cinco colores que yo inventé y que realmente quedan bien con todo, y cuando empezaron a aceptarlo -que fue muy rápido por cierto, porque además tuve mucha visita de celebrities, un poco lo que te valida y me validaron enseguida- fue un suceso y el print sobre los bolsos con unos trabajos artísticos también».

Expansión internacional

Con una inversión de US$ 1.5 millones, España ya era un furor para Sentèz. Con este precedente, Epszteyn aplicó para participar de la Feria de París en 2020. No sólo lo logró, sino que le solicitaron realizar un cobranding con la feria de Tranoï. «Fuimos a la feria y en un lugar privilegiado del salón principal, estaban los cinco bolsos con los cinco colores flúo con la etiqueta ‘Sentèz by Tranoï´». 

carteas sentez campaña
Campaña Sentèz.

La ronda de negocios continuó: armó una alianza colaborativa con una empresa china y también estuvo presente en la Feria de Milán. «Nos fue muy bien, estaba sorprendida porque mi producto era más caro que la oferta de Italia y pensaba que ellos lo tenían todo y yo iba con carteras fabricadas en Argentina, porque aún no tenía la fábrica en España». Sin embargo, recuerda que fue un suceso, con clientes no sólo de Italia, sino de Rusia, Qatar e Irán, entre otros. Destacaban otro de los desafíos y disrupciones que se propuso la empresaria para Sentèz: producir bolsos de cuero que pesan como mínimo un 30% menos que cualquier otro.

La pandemia, otro barajar y dar de nuevo

Cuando llegó a España nuevamente después de este exitoso paso en ferias internacionales, viajó a Argentina porque acá estaba su laboratorio de diseño: no pudo regresar a Europa ni volver a abrir su local porque estalló la pandemia de Covid en el mundo. 

«No tenía nada, me quedaban algunas cajas que estaban embaladas para exportar, que en ese momento no se podía. Y liquidé todo», relata sobre el 2020. «Pero un día recibo un mensaje en Instagram, para noviembre o diciembre, de alguien que decía: ‘Necesito tus productos en mi local‘. Y al otro día recibo otro mensaje y otro llamado, y pensé: ‘¿Qué está pasando en Argentina?'».

claudia Epszteyn, empresaria y dueña de sentez
Claudia Epszteyn, empresaria y dueña de Sentèz.

Estaba pasando que el mismo mercado argentino, y en plena crisis, le pedía que volviera. Esas ganas, más la necesidad de ayudar a los talleres que habían quedado fundidos, fueron las que impulsaron a que la empresaria tome las riendas nuevamente e instale Sentèz en Argentina.

De ahí en más, lo que pasó «es difícil que me lo crean», manifiesta Epszteyn con una sonrisa que se dibuja sola en su cara, porque también la marca es un éxito en nuestro país, aún con las dificultades que atraviesa la economía argentina. Sobre el fenómeno, analiza: «Creo que la Argentina venía perdiendo el conocimiento del oficio y ya no quedaban referentes. El mercado premium de la marroquinería había quedado totalmente vacío y como yo no había diseñado para la Argentina porque venía con la colección de España, creo que la gente percibió que había una empresa que les mostraba algo que no parecía de acá», marca. Y así también le llegó la posibilidad de abrir un local en Patio Bullrich en 2021, además de su e-commerce.

Trabajo artesanal

Con 1000 unidades producidas al mes, una cartera Sentèz lleva desde 15 a 17 insumos y puede necesitar hasta 9 capas de pigmento fluorescente «que se pone una a una a mano con soplete en una cabina presurizada», explica Epszteyn, quien además asegura que si bien emprender en Argentina es complicado por falta de insumos y de personal que quiera aprender el oficio, no está dispuesta a ceder: «Es difícil establecer metas de crecimiento a largo plazo. Lo único que sí puedo asegurar es que la Argentina va a seguir teniendo un producto de nivel internacional, aunque me muera con las botas puestas».

cartera sentez
Cartera Sentèz.

A hoy, la empresaria también mantiene la tienda online en España, y si bien el local anterior debió cerrarlo, planea abrir otro próximamente. «Lo que estoy haciendo ahora es primero asegurarme, dentro de lo que se pueda, que Argentina funcione lo suficiente como para estar cómoda y después de a poco estoy saliendo al mundo, probablemente de la mano un socio estratégico», finaliza la dueña de la marca que posee 30 empleados permanentes y tiene proyectado facturar US$2.5 millones este año.

Amora zapatos: Presentes en el Sello del Buen Diseño

Fuente: Caras by @amora.zapatos – Fernanda García, creadora de Amora zapatos nos va a contar por qué Amora zapatos es SBD.

El Sello del Buen Diseño es una distinción oficial que otorga el Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación desde hace 13 años. Los productos premiados son elegidos por un jurado conformado por 84 referentes del sector productivo, de la academia y del sector público.

Este galardón es entregado a los productos de industria nacional que se destacan por su innovación, producción local, posicionamiento en el mercado y por su calidad de diseño.

El diseño posee en este caso un rol fundamental. Proyectar, germinar, confeccionar un zapato que se distinga por su calidad, funcionalidad, sea sustentable e innovador, es sin dudas un gran desafío.

Creo que poder confeccionar zapatos a mano, manteniendo un oficio milenario, atendiendo a fines estéticos y ortopédicos, es realmente un trabajo maravilloso.

En mi caso, diseño zapatos atemporales de ediciones limitadas, el diseño de los zapatos a fluctuado significativamente a través del tiempo y las culturas, su apariencia original estaba asociada a sus funciones, y hoy creamos zapatos versátiles, que se adaptan a las necesidades de cada mujer y que prevalecen durante largos periodos, gracias a los materiales que seleccionamos cuidadosamente para su confección.

Este año participamos de la selección de SBD con nuestra colección “SUELTA Y CONFÍA” una colección que fue creada pensando en todas esas mujeres que necesitamos tener el control de todo lo que nos rodea, y hacer cada tarea con la más meticulosa perfección, creyendo que de esta manera podemos controlar todo, cuando en realidad no controlamos nada, y ahí esta la magia creo yo, en soltar y confiar en que el universo siempre nos escucha, solo tenemos que aprender la manera correcta de pensar y saber que en definitiva todo lo que hacemos lo tenemos que hacer con amor.

Los invito a conocer nuestro trabajo.

Datos de contacto:

Web: www.amorazapatos.com.ar

Instagram:  https://www.instagram.com/amora.zapatos/?hl=es

Costo argentino: fabricante nacional de zapatillas John Foos habla de «competencia desigual»

Fuente> iProfesional – La traba a las importaciones selectiva por la escasez de dólares también afecta a una fábrica nacional que arma zapatillas con un 97% de partes nacionales

La falta de dólares en las arcas del Banco Central genera que cada vez se limite más el ingreso de insumos del exterior, que son esenciales para la industria nacional. De hecho, una empresa argentina que fabrica zapatillas de lona clásicas y utiliza 97% de componentes locales se encuentra no solo con ese problema para la pequeña porción de importados que utiliza y que son fundamentales para la terminación de sus productos. Sino que también debe luchar contra los «beneficios» que reciben las grandes marcas que traen artículos del extranjero, y no puede ampliar su oferta para ofrecer modelos que no se pueden hacer aquí.

Se trata del caso de John Foos, una marca íntegramente de capitales argentinos y con fabricación propia, que cuenta con 43 años de trayectoria en la industria de calzado. Para ello, se abastece de proveedores locales, y acaba de lanzar un modelo confeccionado con materiales reciclados para generar menor impacto ambiental.

La firma confeccionó en todo el año pasado más de 700.000 pares, que distribuyó a más de 1.000 puntos de venta ubicados en todo el país y a través de su tienda online. En su fábrica le brinda empleo a unas 320 personas.

Si bien la mayoría de los insumos son nacionales, las restricciones a las importaciones también han impactado en esta empresa nacional.

«Sí, hemos tenido trabas, porque hay insumos más pequeños que utilizan nuestros proveedores o nosotros mismos, como pueden ser repuestos, que obviamente dificultan la operatoria, pero lo hemos sabido llevar muy bien durante todo 2021 o 2022, cuando se pusieron un poco más duras las restricciones. Más allá de eso, estamos bien parados, porque estamos bien capitalizados y somos económicamente fuertes», detalla a iProfesional Andrés Bulgheroni, gerente general de John Foos.

Al respecto, indica que más allá de este problema no ha llegado a un freno de la producción porque «hemos planificado bien todo para que no suceda esto».

La marca de zapatillas de lona nacional John Foos utiliza 97% de insumos nacionales, pero es perjudicada por los beneficios que tienen grandes marcas y ellos no acceden competencia

La marca de zapatillas nacional John Foos utiliza 97% de insumos nacionales, pero es perjudicada por beneficios a grandes marcas

Falta de dólares: ¿industria nacional afectada por importaciones?

Más allá de esto, destaca que el problema central que deben afrontar es «una competencia desigual» con aquellas marcas que importan productos terminados o que ensamblan calzado en el país con piezas traídos del exterior.

«Nos deja fuera poder competir de una manera más justa con los que sí importan. O sea, lo que tenemos nosotros es una desigualdad entre los fabricantes y los distribuidores de distintas marcas de calzado. Hay algunas empresas que tienen mucho más historial de importación, y que no han tenido problemas de importaciones, en base a datos de los informes públicos de la Aduana, donde se ve que todas las marcas, menos la nuestra, traen calzado terminado o partes, y nosotros no pudimos acceder a eso», dice Bulgheroni a iProfesional.

Según sostiene, la causa que justifica este perjuicio puede tomarse como contradictoria, incluso como paradójicade esta Argentina: «Al ser una empresa que siempre se dedicó a la industria nacional, no tiene historia de importaciones. En cambio, muchas grandes marcas son directamente importadores, impactan muy fuerte y son una competencia desigual para nosotros».

Estos beneficios para los grandes jugadores llevan a que de forma directa sea más caro producir para John Foos, según el modelo de zapatillas en cuestión, entre 25% a 35% más que aquellos que importan los calzados del exterior.

«Sacando el costo de la mano de obra que hoy es similar al de Asia, existe una gran carga impositiva, las trabas, todo lo que tiene que ver con la estructura porque es cara la electricidad y los gastos corrientes», indica Bulgheroni.

Y también suma otro factor en los costos, respecto a la diferencia que existe en los aranceles de importación para los productos terminados. De esta manera, para un calzado deportivo terminado, por ejemplo, es del 35%, pero si se trae desarmado en partes para ensamblar de manera local ahí bajan los gravámenes a «sólo» el 15%.

Por la falta de dólares, esta firma nacional no tiene acceso a importar partes para ensamblar modelos que no se pueden confeccional de forma local.

Por la falta de dólares, esta firma nacional no tiene acceso a importar partes para ensamblar modelos

Cambiar un mix de ensamble y producción nacional

En base a las dificultades técnicas que existen para poder elaborar determinados ítems de manera doméstica y al costo notoriamente inferior que tiene el ensamble de partes importadas, pese a las trabas por el cepo cambiario, desde esta empresa nacional se está evaluando incorporar esta opción para algunos productos. Una alternativa que puede ayudar a diversificar la oferta de la marca y ser más competitivos en este rubro.

«Es sumamente válido traer un producto desarmado en partes desde afuera y ensamblarlo acá. De hecho, si ya estoy dando un montón de empleo, al generar muchos productos de manera totalmente nacional, siempre sería bueno complementarlo con algo que pueda traer desde Asia para seguir dando trabajo acá con un ensamble de artículos que no se pueden hacer localmente. Ejemplo, hoy un calzado de running técnico no se puede hacer acá», menciona Bulgheroni.

En resumen, la idea de la empresa es sumar nuevos productos que complementen la oferta local, por medio de la importación de partes y su posterior ensamble local.

«Somos sólo unas 4 las empresas de calzado de producción totalmente nacional», acota María José Fosati, directora general de John Foos, a iProfesional.