Conocé a Gapsi Pizzoleo: la creadora de Aurora Alfonso

Fuente: ELLE —Pamela (Gapsi para todo el mundo) comenzó con el marketing como puntapié. Licenciada en Administración de Empresas, y con un master en Marketing de Moda en Parsons, vivió más de cinco años en New York y luego en Chile otros tres, en donde se dedicó a trabajar en redes sociales.

Su fuerte: hacer crecer marcas y empresas, monetizándolas con ojo experto. Durante aquellos años en los que trabajaba para varias firmas, su red personal comenzó a crecer muchísimo como referente de moda. Una vez de vuelta en la Argentina, inició el desarrollo de esta red social para varias firmas en el país. Pionera en social commerce, decidió dejar de vender ese servicio para otras marcas y empezar a monetizar un emprendimiento propio a puro corazón y pases cortos. Voilà!, aquí nace Aurora Alfonso.

ELLE. ¿POR QUÉ EL NOMBRE Y POR QUÉ ZAPATOS?

G.P. La marca arranca desde las redes sociales y se va metiendo al resto de los canales. Te diría que la fui cocreando con mi audiencia. Pensé un proyecto que se fue documentando con la comunidad y arrancó en 2018. Y zapatos porque quería crear una marca conceptual. Balerinas de autor con detalles protagonistas. El nombre viene de mi abuela materna: Alfonso es su apellido y Amelia su nombre. Me encantaba el juego de la doble A, pero como mi hija se llama Amelia, busqué otro. Todo el mundo me decía que parecían zapatos de princesa, así que le puse Aurora. Quería despersonificarlo.

ELLE. TIENE UN ESTILO MUY DEFINIDO.

G.P. Sí, yo tenía una bebé recién nacida y una estructura chica. Toda la marca está atravesada por ese concepto y no tanto por la tendencia. Son piezas que vamos adecuando y somos referente en esta categoría de zapatos.

ELLE. ¿ESTUDIASTE ZAPATERÍA?

G.P. Sí, me formé con gente de oficio. Quería aprender porque es un ambiente machista. Yo diseño. La idea es que te puedas poner un jean, una remera blanca y que cuando estés en la calle se den vuelta para mirarte los pies.

ELLE. EMPEZÓ DE A POCO Y CRECIÓ MUCHO.

G.P. Sí, tenemos locales en Patio Bullrich, Galerías Pacífico, Palermo Soho, Martínez y presencia en Chile. Ya somos un equipo con veinte empleados.

ELLE. LOS HERRAJES SON TÍPICOS. ¿NOVEDADES?

G.P. Estamos agregando perlas. Siempre nos manejamos con una paleta de negro, suela, rojo, y en verano sumamos algún metalizado. No trabajamos por temporada. Es un modelo de reposición continua. Creamos unos cincuenta modelos de zapatos, y treinta se hacen siempre porque son icónicos. La idea es que vayas al local en cualquier momento y encuentres que el 70% de la oferta es la misma.

ELLE. ¿QUE TE MOTIVÓ A EMPRENDER?

G.P. Cuando nació mi tercera hija me la pasaba mirando la vida de la gente en Instagram. Eso me saturó. Necesitaba reconectarme con lo manual y generar algo propio que no tuviera que ver con el contenido en redes. Hay mil marcas de zapatos divinas, pero crear algo conceptual me pareció ideal. Tenía hambre de un nuevo desafío. Busqué mucho crear este negocio. Suena un poco poético.

ELLE. ¿EN QUÉ MOMENTO ESTÁN?

G.P. Enfocados en procesos internos, en cuidar y optimizar el negocio (el año pasado fue de expansión, renovamos locales). Estamos también en tratativas para llegar a Paraguay y eso sería el hito del año.

Crecimiento orgánico:

“Empecé en el altillo de casa y cuando hicimos el evento de inauguración en el Patio Bullrich el # fue ‘del altillo al patio’”.

El diseñador argentino que desafía a un imperio de la moda

Fuente: Clarín – Se llama José Mollura y vive en Amsterdam.Fabrica carteras originales con el slogan “Siempre Josecito, nunca Luisito”, una ironía a Louis Vuitton.

José Mollura vive en Amsterdam desde hace casi dieciséis años y, como todos los argentinos con talento que viven en el exterior, se destaca. Se dedica alnegocio de las carteras, que fabrica en su propio taller-atelier ubicado a dos cuadras del Palacio de la Reina. Viralizó su historia porque desde su cuenta de Instagram desafía a las grandes marcas de lujo que venden una cartera por una cifra en dólares con varios ceros que muchas veces resulta imposible de creer.

“Siempre Josecito, nunca Luisito“ (en referencia a sí mismo y a la marca francesa Louis Vuitton) se convirtió en uno de sus slogans más representativos. Fue lo que le hizo ganar seguidores y captar la atención de clientes de todo el mundo. “Me gusta concientizar a la gente: ¿cómo una cartera con forma de bolsa de papas fritas puede salir 5.000 euros?”, dice Mollura en un posteo, en referencia a una cartera de Balenciaga inspirada en el paquete amarillo de papas Lays.En su local de Amsterdam. Sus diseños artesanales cuestan entre 600 y 3.000 dólares. Foto: Gentileza José Mollura.En su local de Amsterdam. Sus diseños artesanales cuestan entre 600 y 3.000 dólares. Foto: Gentileza José Mollura.

De Buenos Aires al mundo

Mollura pasó unos días por Buenos Aires, donde vive su familia y, a pesar de ser muy histriónico, todavía se asombra de la popularidad que ha logrado en nuestro país. Café de por medio (su otra pasión es el café, materia en el que es un experto), contó algo de su historia durante una charla en el Malba.

“En el secundario, los libros no eran lo mío. Soy disléxico y creo que el único libro que terminé es uno sobre el café. Siempre dije, desde chico, que tenía que hacer algo con las manos para vivir y, buscando, lo encontré. Mi bisabuelo era zapatero en Italia y entonces fui por ahí, por lo artesanal, por usar sobre todo las manos”, cuenta José, vestido con el mameluco que usa para trabajar en su espacio holandés.

Entre Italia y Holanda, el itinerario incierto lo llevó fuera de Europa: a la India y Tailandia. “Ahí trabajé gratis en una fábrica de zapatos. Antes había estado en la politécnica de Milán tratando de estudiar diseño de moda, pero el programa no era para mí, era demasiado teórico, con mucha historia de la moda y datos que no podía ni recordar. Yo quería trabajar con una máquina. En Calcuta aprendí mucho de telas, fue una gran experiencia. Ahí conocí a una persona vinculada al café que me llevó a trabajar a Holanda. Cuando me lo ofreció, recuerdo que estaba en Tailandia, donde también estuve un tiempo viviendo en un templo budista. Pero acepté la oferta. Tengo gusto absoluto para el café, es algo que me encanta. Así que ahora combino mis dos pasiones en Holanda: las carteras y el café.”

En Amsterdam comenzó la historia de las carteras que llevan su nombre. Combinó la fabricación de accesorios con el mundo cafetero: “Veía los sacos que traían los granos adentro y eran de arpillera: me decía a mí mismo que tenía que hacer algo con esa tela. Esos fueron mis primeros modelos. Los hacía en un taller que tenía en mi casa, ubicada en los suburbios de la ciudad, al norte. Tenía que cruzar con un barquito para llegar. Era un barrio de mucha delincuencia por ese entonces“, recuerda Mollura.

“Con el tiempo, fui progresando, comprando más máquinas, haciendo nuevos modelos, sumando texturas. Paralelamente, seguí en el negocio del café hasta hoy. Los lunes, que el local de carteras está cerrado, me dedico a eso. Trabajo en una empresa que es un laboratorio que importa café de Etiopía y Kenya. Cada seis semanas, además viajo al este de África para comprar granos. Es otro ingreso, aunque como me gusta tanto, lo haría gratis.”

En 2012 el ascendente diseñador de carteras participó de un concurso que organizó la Municipalidad de Amsterdam. Su modelo, pensado para andar en bicicleta, resultó ganador de la categoría Nuevo Concepto: “Es un diseño que hago hasta hoy. El premio del concurso era estar en un local del centro, en una de las calles más importantes de Amsterdam, durante cuatro meses, y creo que ése fue el despegue de mi carrera profesional con las carteras”, explica luego de posar con dos de sus modelos exclusivos en las afueras del Malba.

El crecimento fue muy lento, pero así tenía que ser; si tuviera que repetir la historia, firmaría para que fuera así otra vez. Si hubiera sido diferente, no sé si lo habría tolerado. Hoy, a mis 45 años, me doy cuenta de que todo estuvo bien como se dio”, dice.José Mollura se dedica a sus dos pasiones, las carteras y el café. Foto: Gentileza José Mollura.José Mollura se dedica a sus dos pasiones, las carteras y el café. Foto: Gentileza José Mollura.

Me gusta concientizar a la gente: ¿cómo una cartera de marca Balenciaga con forma de bolsa de papas fritas Lays puede salir 5.000 euros?

José MolluraDiseñador

Clientes “Made in USA”

Hernán Cattaneo es uno de los argentinos que un día fue a visitarlo luego de un show que dio en Países Bajos. Como Mollura lo admira, en su Instagram tiene el registro del paso del DJ argentino por su local. “Creo que el segundo libro que terminé en mi vida fue el de Hernán. Él habla siempre del crecimiento lento, de ir de a poco. Habla de lo que pasa hoy, de los chicos que hacen música: sacan un tema, lo explotan en Spotify, llenan un estadio y luego no saben cómo procesar todo lo que les pasa. Admiro a Hernán, cada vez que toca en Holanda, voy.Le hice un bolso para sus auriculares. Se lo di desde el corazón, sin pedirle nada a cambio, ni un posteo, nada. Lo sentí así”, cuenta orgulloso.

¿Acaso José Mollura elige a sus clientes? “Cuando alguien entra a mi local, sé si va a comprar, si va a copiar algo, si se va y luego va a volver. O si no vuelve más. Es un instinto que tengo. Muchas veces los clientes eligen un modelo y les digo que no es para ellos. No quiero que mis bolsos y mis carteras sean solo un souvenir de Amsterdam. Quiero que le den un valor”, aclara.

El 70% de la clientela del argentino viene de los Estados Unidos y el resto, son todos europeos. “Me gustaría en un futuro tener una tienda norteamericana. Una de mis inspiraciones es el chef españolFerran Adriá, que fue elegido varias veces como el mejor del mundo. En el invierno, cerraba su local para pensar qué hacer, para proyectar un nuevo menú. Eso me gustaría hacer a mí. Estar un tiempo en Amsterdam y luego irme por unos meses a una ciudad como San Francisco. Justamente estoy trabajando en eso.”Sus diseños. Puede llegar a hacer hasta 6 en un día y tiene más de 60 en carpeta. Foto: Ariel Grinberg.Sus diseños. Puede llegar a hacer hasta 6 en un día y tiene más de 60 en carpeta. Foto: Ariel Grinberg.

Crear un bolso único

El proceso creativo de un diseño estilo Mollura comienza con las ideas que le llegan a su cabeza por la mañana, cuando sale a andar en bicicleta o cuando corre. Cuenta: “Siempre tengo un papel y un lápiz, así que cuando baja el concepto, paro de hacer lo que estoy haciendo y lo dibujo. Apunto a algo distinto, diferente, único cada vez. No me repito jamás. Si el cliente quiere algo que usan muchos, que vaya a buscarlo a una cadena. En mi local no hay un bolso parecido al otro. La verdad es que si yo siento que me estoy aburriendo de hacer un modelo, no lo hago más”.

Mollura es workaholic: “Hay muchos modelos en el local y la gente entra y me dice: ‘Me gustan todos’. A veces, es mejor que no haya tanta cantidad: la gente con mucho se confunde. Siempre pienso: tendría que tener 10 modelos de mujer y 10 modelos de hombre. Sin embargo, tengo en carpeta más de 60. No puedo parar”, cuenta.

“Estos días me levanto temprano, tomo un café y arranco. Si estoy muy embalado, puedo llegar a hacer hasta 6 bolsos en un día. En el medio, atiendo a los clientes. Trabajo solo. Y para mí la venta es una consecuencia de un proceso creativo. Siento más felicidad al colgar el bolso en la pared que al venderlo. Yo soy un líder para mí mismo. Compito conmigo. Quiero una demanda contenida, nunca voy a vender cientos de bolsos. Ahora, por ejemplo, para tener un modelo nuevo hay que esperar tres meses. Los hago yo, me hago cargo de todo. Es un trabajo emocional.”

¿Hay modelos especiales a pedido? “Hago algunos, me dicen que les gusta determinada textura o mezcla de colores. Lo hago, pero los clientes saben que tarda un tiempo, y lo esperan”, dice orgulloso.

Los diseños Mollura cuestan entre 600 y 3.000 dólares. “Este año la gente está cuidando la plata en todo el mundo; nadie sabe qué va a pasar. Pero siempre hay un mercado para lo que hago. De todas maneras, mi objetivo no es un local explotado de gente. Lo mío es algo más artesanal. Yo invertí todo ahí. Tengo una vida muy austera. No tengo lujos, mi lujo son las máquinas“, afirma con convicción."Diseño con dos manos y una escuadra". Foto: Gentileza José Mollura.«Diseño con dos manos y una escuadra». Foto: Gentileza José Mollura.

La venta es consecuencia de un proceso creativo. Compito conmigo mismo. Quiero una demanda contenida: nunca voy a vender cientos de bolsos.

José MolluraDiseñador

Josecito contra Vuitton

Un pequeño equipo de marketing en Holanda lo ayudó en la comunicación de la marca. “A mi local viene gente con modelos de Vuitton, Gucci, todas esas marcas… Me lo muestran y me dicen: ‘Sé que con esta cartera estoy pagando marca’. Entonces, sentado con Matías Laña, un creativo argentino que viaja por el mundo, me dijo: ‘Esto hay que sacarlo a la luz. Con tu carácter, si hacemos las cosas bien, puede explotar’. Y arrancamos. Pusimos play, grabamos el primer video hablando sobre lo que se paga por una marca de moda.”

En uno de los videos publicados en su Instagram, le habló directamente al creador de Vuitton. “Luisito, con estas dos manos y un par de máquinas hago toda esta colección. ¿Vos cuánta gente necesitás para hacer tus bolsos? ¿100, 200? ¿Cuántos? Cuando producís en serie, perdés calidad. Por eso, siempre Josesito, nunca Luisito”, dice a la cámara Mollura con humor.

“En los videos también conté que diseño con dos manos y una escuadra. La escuadra está en el local y ahora la gente pasa y se saca fotos con ella. Es insólito. Y es impresionante cómo me escriben los argentinos. Creo que me ven y se dan cuenta de que se puede, de que si tenés pasión, se puede. Creo que esto lo recepcionan mucho los argentinos que se están yendo ahora buscando nuevos destinos”, asegura.

Aspirando a Máxima

¿El futuro de Mollura? Se imagina en San Francisco, con un auto de los ‘60 y Leonardo Di Caprio de cliente. Imposible terminar la entrevista sin preguntarle por Máxima, la argentina más famosa de Holanda. “La vi una vez en una acto, pero ni me acerqué. Ni loco se me ocurriría molestarla porque la debe molestar todo el mundo. Claro que me gustaría hacerle llegar uno de mis diseños con mi logo, que son las tres cruces de Amsterdam. Estoy esperando que un día venga al local y me diga: ‘Escuché de vos’.”

Una lesión le hizo mirar sus pies con otros ojos y creó la primera marca de zapatillas barefoot del país

Fuente: TN – Federico Manchado es un ingeniero industrial que busca “cambiar el paradigma” con sus calzados minimalistas y respetuosos de la anatomía. “Antes solo se podía acceder comprando en páginas de afuera, de Europa o Estados Unidos, que es donde está el mercado más desarrollado”, le dijo a TN.

Las lesiones, como las crisis, pueden ser oportunidades. Hace tres años, Federico Manchado, un ingeniero industrial apasionado por el deporte, se lastimó el tobillo mientras entrenaba para una carrera de obstáculos. Aprovechó los seis meses de parate y rehabilitación que lo dejaron lejos de las pistas para zambullirse en papers de medicina y posteos de traumatólogos, podólogos y kinesiólogo. Y así fue que se topó con las zapatillas barefoot (descalzo, en inglés), o minimalistas, y descubrió que podían ayudar en su recuperación.

“La sensación que tenés cuando te pones por primera vez un calzado barefoot es que no podés creer que no tenés dolor en los pies. Ya no quiero llegar a casa para sacarme las zapatillas, es como tener un guante en la mano. No quiero volver a ponerme unas zapatillas normales nunca más en mi vida”, dijo Manchado a TN.

Pero pronto se dio cuenta de que había un problema: nadie los fabricaba en el país. “Solamente se podía acceder a este tipo de calzados comprando en páginas de afuera, de Europa o Estados Unidos, que es donde está el mercado más desarrollado”, explicó.

Federico Manchado y Gustavo Peters, amigos y socios fundadores de la primera marca de calzados barefoot del país. (Foto: gentileza Federico Manchado).
Federico Manchado y Gustavo Peters, amigos y socios fundadores de la primera marca de calzados barefoot del país. (Foto: gentileza Federico Manchado).

Federico sintió que había llegado el momento de volcar todos los conocimientos que adquirió trabajando en proyectos de inversión para compañías multinacionales “en un proyecto y un sueño personal”: tener “su marca de calzado barefoot en Argentina”. Uno de sus amigos de toda la vida, el abogado Gustavo Peters, decidió sumarse como socio fundador y, aunque ninguno de los dos sabía nada de zapatos, se lanzaron a la aventura con un capital inicial de 44.000 dólares.

Tras más de dos años de investigación y desarrollo con una empresa líder de la confección de suelas en el país y unos ocho prototipos, Manchado y Peters lograron obtener el producto que deseaban. En marzo lanzaron su marca, Zapiens, a través del comercio on line. “Me traje muchos, muchos calzados de afuera, los analicé para ver qué características tenían cada uno y cuáles quería para el mío”, explicó sobre el diseño de sus productos.

Fue todo un éxito: “En un mes y medio ya habíamos vendido más de 900 zapatillas”, cuando el ingeniero había proyectado vender unos 450 pares en todo el año. “Rompí todos mis cálculos. Eso quiere decir que el mercado estaba esperando algo así”, agregó.

Qué es el calzado barefoot o minimalista

La idea detrás del calzado minimalista, también conocido como respetuoso, es que nuestros pies están hechos para caminar descalzos y que los calzados convencionales modifican la forma natural en que el cuerpo se mueve, por lo que pueden provocar dolores de espalda y molestias en las articulaciones. Las zapatillas minimalistas buscan promover una marcha y una postura más natural, así como fortalecer los músculos de los pies y las piernas al respetar la anatomía de los pies.

“El pie es una obra de ingeniería parecida a lo que es una mano, nada más que lo tenemos subdesarrollado por el uso de calzado tradicional”, sostuvo Manchado. Y para explicar su idea, hizo una analogía: “Es como si lleváramos guantes de box en las manos todo el día, probablemente después no podríamos escribir por no haber trabajado los músculos de la mano”.

Las zapatillas barefoot tienen una suela muy flexible y una horma más ancha para respetar la anatomía del pie. (Foto: gentileza Zapiens).
Las zapatillas barefoot tienen una suela muy flexible y una horma más ancha para respetar la anatomía del pie. (Foto: gentileza Zapiens).

Los beneficios del uso de zapatos minimalistas incluyen la mejora del equilibrio y de la postura, el fortalecimiento muscular, la estimulación sensorial a través de una mayor conexión con el suelo, la disminución del riesgo de lesiones y la eliminación de la tensión muscular asociada con el calzado convencional. “Nosotros queremos concientizar a la gente, ayudarla a reconectar con la naturaleza, con su cuerpo”, afirmó Federico.

Para ser considerado “barefoot”, un calzado tiene que respetar tres reglas esenciales: “tiene que tener ‘zero drop’, es decir, que no tenga taco, sino la misma altura del talón a la punta de los dedos; tiene que ser una suela fina y flexible y tener una horma anatómica, más ancha, que respecte la forma del pie” y permitir los movimientos de los dedos, explicó el emprendedor.

“Nosotros queremos fomentar la salud a través del calzado. Queremos que el mundo sepa que actualmente tiene un problema del que no está al tanto. Queremos transformar este paradigma, reconectarnos con la esencia del pie, que es ser funcional”, manifestó Manchado.

Por ahora su producción abarca unos cinco modelos de zapatillas urbanas que van del talle 36 al 44, pero esperan pronto lanzar nuevos modelos, más talles, fabricar desde zapatillas deportivas hasta ojotas y sandalias y también “hacer modelos para niños”, ya que “cuando uno está en pleno desarrollo, es cuando más tiene que hacer foco en la salud”.

Por ahora, los dos socios siguen con sus antiguos trabajos para poder reinvertir todo en la empresa. “No estamos viendo ni un peso, pero estamos felices”, concluyó Manchado.

El diseñador de «los zapatos de Messi» no se opone abrir la economía, pero pide que se haga en forma paulatina

Fuente: Cronista – Desede México, donde decidió lanzar una nueva empresa, Gastón Greco ve con optimismo el país. Dice que el Gobierno tiene ideas distintas y una visión de adónde quiere ir.

Recién instalado en la ciudad de México, donde está iniciando su nueva empresa , Gastón Greco, fundador y CEO de Posco, ve con optimismo el momento que vive el país. El gobierno de Javier Milei, dice, tiene ideas distintas y hay una visión de hacia dónde se quiere ir.

La expectativa que tiene, agrega, es que mejoren las condiciones para emprender en la Argentina, una tarea que sabe por experiencia propia, que puede ser realmente muy ardua.

«Los emprendedores de la Argentina son los más resilientes de la faz de la tierra. La Argentina es un mercado muy difícil para emprender porque es muy difícil proyectar. El 80% del tiempo se te va en la replanificación de la compañía y eso consume mucha energía. Posiblemente, en otros lugares no te cambia todo, todo el tiempo, y se logra que las tareas cotidianas sean más fáciles. Se puede poner la energía en cosas que agregan valor», asegura.

Nacida en 2012, la marca de calzado de cuero tiene presencia en la Argentina y en los Estados Unidos, donde cuenta con un local propio en Brooklyn y una tienda electrónica desde la que despacha pedidos a todo el mundo. En 2016, Greco saltó a la fama cuando le envió una carta con un par de zapatos al entonces presidente Mauricio Macri.

Gastón Greco dice que ve con buenos ojos una apertura económica en la Argentina

Dos años después selló una alianza con la Asociación del Fútbol Argentino para calzar a la selección en el Mundial de Rusia y su marca quedó asociada como «la de los zapatos de Macri y de Messi».

Más competencia

¿Cómo los está afectando la caída del consumo en la Argentina?

Durante la pandemia, Posco inició un proyecto para diversificarse. Queríamos sacar el foco de la Argentina y empezar a poner energía y tiempo para desarrollar el negocio en otros países. Por eso en 2021 me fui a vivir a Nueva York, donde hoy estamos en plena etapa de crecimiento. En la Argentina, tuvimos una caída en el primer trimestre del año, pero pese a eso seguimos para adelante. Esta es una compañía que tiene 12 años y no tuvo muchas épocas doradas.

Javier Milei llegó a la Presidencia con la promesa de abrir la economía, una medida resistida en la industria de la indumentaria. ¿Cómo ve la situación del sector?

El sector de calzado e indumentaria estuvo bastante protegido en los últimos 15 años, pero yo, en lo personal, estoy abierto a la libre competencia. Creo que hay oportunidades para que todos crezcan y, además, se le permite al consumidor que tenga otras opciones. Pero la apertura tiene que ser paulatina. Yo te hablo de mi rubro: en calzado es necesaria mucha inversión en maquinaria para ganar escala y competitividad. Hay que darle al productor local la oportunidad de prepararse. Lo que le hace mal al sector son los cambios de rumbo de un día para el otro porque no te permiten proyectar un negocio. . Las reglas tienen que ser claras y de largo plazo.

¿Y cómo ve a Posco en una Argentina con una economía más abierta?

Nosotros vendemos un producto hecho a mano, de calidad, hecho en Argentina y de cuero argentino. Hoy la producción de calzado la está tomando Asia y con un producto de menor calidad hecho en símil cuero. Nosotros vamos a un producto más handmade, mucho más artesanal . Y creo que eso es difícil de escalar.

Con su nuevo proyecto, Greco busca revolucionar el mercado de ropa de América latina

Posco fue llamada la marca de los zapatos de Macri y de la selección, ¿cómo le impactó?

La política tiene sus subidas y bajadas y es complejo asociarse con la política. Pero cuando comencé la compañía desarmando un zapato con un cuchillo cuando tenía 18 años no tenía contactos ni capital, pero sí mucha hambre, energía y creatividad para escalar el negocio y que la gente sepa qué estamos haciendo. También tuvimos acciones con Fito Páez, con el cocinero Fernando Trocca, el actor Bradley Cooper, Jorge Drexler y muchos otros. Lo que busco es conectarme con personas que estén intentando generar un cambio y con las que en cierto punto compartamos valores. El propósito es contar la historia de la compañía. Este es un proyecto auténtico que cuenta una historia: from Chaco to New York.

¿Y cómo fue la experiencia neoyorquina?

Es un mercado muy competitivo en el que el consumidor está muy bien segmentado. Uno se encuentra con clientes que tienen un grado elevado de conocimiento, que pagan un ticket más alto. Cuando decidimos salir de la Argentina fuimos a Estados Unidos con un producto de algodón, pero enseguida nos dimos cuenta de que allá querían consumir productos de cuero argentino. El cuero es objeto de deseo y de lujo, y el cuero argentino tiene un posicionamiento que se construyó en los últimos 30 años. El país fue exportador de calzado en los 90, así que hay algo de herencia. Encontramos consumidores que venían porque el padre había tenido zapatos de cuero argentino y Posco le daba esa sensación de calidad.

¿Cuáles son los próximos pasos para la marca?

El foco es seguir creciendo en el mercado de Estados Unidos. Ahora tenemos un depósito en Nueva Jersey, una tienda física en Brooklyn y el e-commerce. Queremos llegar a Los Ángeles, San Francisco y tener más tiendas en Nueva York. Además, estamos creciendo muy bien en Chile. Estamos facturando u$s 50.000 mensuales en el e-commerce. Y aprendemos mucho de un mercado que se comporta de una forma muy distinta a la que ves en la Argentina.

¿Por qué se está instalando en México?

Me mudé acá por otra compañía, que empecé hace un año y medio. Es un Marketplace B2B que empezamos en México pero que queremos que llegue a toda América latina. Lo que hacemos es conectar importadores y fabricantes de ropa con retailers pequeños de todo el país. La idea es que puedan abastecerse sin tener que viajar a las capitales. Hoy nos está yendo muy bien.

¿Cómo surgió este proyecto?

Con mi socio, lo pensamos en un principio como un sitio para vender productos de lujo, pero nos dimos cuenta de que en América latina se escala con otros productos. Ahí encontramos el target. Hoy tenemos u$s 300.000 de facturación mensual y estamos cerrando una serie A.

¿Cómo opera la compañía?

Ahora estamos en Tepito, en la ciudad de México, que es el mercado más grande de América latina. Es como ‘La Salada’ pero muchísimo más grande. Hacia allí van, muchas veces en colectivo y con efectivo encima, los dueños de pequeños comercios de ciudades del interior, a comprar la ropa que después ofrecerán en sus locales. Eso genera muchísimos problemas porque para muchos es tiempo que tienen que cerrar su negocio y después se arriesgan a que en el trayecto los paren, les decomisen la mercadería y otros miles de problemas. Con Rintin los conectamos directamente con los fabricantes y los importadores y nos encargamos de enviarles la mercadería. Nosotros tenemos un depósito afuera del mercado y trabajamos con los importadores más grandes de México para que los chiquitos puedan abastecerse sin problemas.

En 2021 Greco se instaló en Nueva York para lanzar su marca en los Estados Unidos

Y esa misma situación se vive en casi todos los países de la región…

Por eso, creemos que es un negocio escalable. Empezamos en México, pero creemos que este modelo se puede replicar en toda la región. En la Argentina pasa lo mismo, los dueños de las tiendas de ropa del interior se van a Buenos Aires a buscar mercadería a La Salada o la avenida Avellaneda, y así en los demás países. Es un marketplace pensado para un mercado latinoamericano. Nos encargamos de la logística de la mercadería de nuestros clientes, les damos la posibilidad de hacer pagos por medios electrónicos y les ofrecemos crédito. 

El plan del ex Bolivia para devolverle a Flecha el esplendor de los setenta

Fuente: Cronista – Gustavo Samuelian, tiene la misión de revivir las icónicas zapatillas, y transportarlas al presente reversionadas con colores y materiales disruptivos.

No es un empresario típico; su look es el no look, como quien asume varias personalidades a través de la ropa o sus uñas pintadas.

Disfruta de las cosas simples como tomar café a la mañana escuchando música, o yendo a cortarse la barba. Son momentos de conexión que tienen que ver con todo menos con el dinero. «No quiero tener 20 autos o dos casas, quiero estar bien, y hoy me siento afortunado de poder vivir de lo que hago», dice de manera distendida.

«Yo no quiero ganarle a nadie. Con triunfar por sobre mi propia estupidez estoy hecho», así Gustavo Samuelian habla de su ambición en el mundo de los negocios. El flamante dueño de las icónicas zapatillas Flecha tiene hoy una misión: devolverle a la marca el esplendor que supo tener en los sesenta y setenta y traerlos a este siglo, reversionadas, pero con la capacidad de despertar el mismo sentido de pertenencia que tenía en sus inicios.

Proveniente de una familia de clase media que supo sortear vaivenes económicos, tras la muerte de su padre, a sus 10 años, Samuelian fue forjando desde muy joven cierto espíritu emprendedor, que no se limitaba al mundo textil, sino a cualquier tarea que se le antepusiera y con la cual pudiera ayudar en su hogar.

Es probable que su imagen aún hoy siga asociada a Bolivia, la marca de indumentaria que creó en 2005 y con la que también tuvo que sortear algunos altibajos económicos. Fue disruptivo siendo inclusivo cuando nadie hablaba de ello. Nunca se lo propuso, en su ADN estaba pensar en las personas como personas y no en términos de género. Y ese fue un gran sello de Bolivia.

Desde Jorge Lanata a Gustavo Cerati, un universo de personalidades adoptaron la marca rápidamente. Sin embargo, ya en 2018, sintió que había cumplido un ciclo y dejó Bolivia en manos de sus socios.

Su acercamiento con Flecha se había dado unos años antes, cuando Alpargatas le vendió un lote de zapatillas para comercializar en sus locales. Prácticamente se le fueron de las manos, y desde ese momento el bichito de hacer algo con la marca empezó a crecer en él.

«Hubo un momento en que ya no tenía ganas de ir al local. Fue un proceso de dos años hasta que pensé que quería hacer. Entonces me dije ‘relancemos Flecha». Para mí era como un sueño. Mi abuelo tenía un local en el Once y vendía Flecha y yo tenía la posibilidad de reflotar la marca», recuerda de ese momento.

Para 2012, Alpargatas dejó de fabricar las Flecha, y fue en 2019 cuando Samuelian pudo comprar la marca para darle una nueva vida. Así, se hizo de la marca, de todas las posiciones registradas, la matricería y nuevas inversiones en maquinaria fabril.

Pandemia de por medio, el proceso no fue fácil. La reconversión de las zapatillas también involucraba una nueva forma de producción que la de décadas atrás. Así, pasaron a ser fabricadas del método de inyección directa de PVC a ser vulcanizadas con suela de caucho. De esta manera, hoy las flechas tienen la misma confección que una Converse, Vans, Superga o Topper y sale a competirles con su nueva impronta.

Para llegar hasta allí tercerizó la fabricación en la planta que tiene Topper en Aguilares, Tucumán, pero con la mira puesta en tener la suya propia dentro de un año y medio, a más tardar. De esta manera, podrá pasar de los 10.000 pares que llegó a producir durante los últimos meses de 2023 a concretar unos 40.000 o 50.000 pares anuales.

Para ello, buscará asociarse con la fábrica actual y montar un nuevo predio en esa localidad tucumana.

Sentado en su bunker del barrio de Palermo, donde expone sus nuevas creaciones con un orgullo que, él identifica como el orgullo de ser argentino y tener un producto argentino, Samuelian no se desespera por las vidrieras, el mundo cool o el éxito.

«Para mi Flecha es una comunidad, es Messi, Maradona, la argentinidad. Me llena de orgullo traer una marca argentina y darle nueva vida. Yo quiero que sea como el dulce de leche o la Coca-Cola», enfatiza entusiasmado.

Por otro lado, recuerda que siempre se dijo que nunca sería industrial, pero el amor por flecha y el involucramiento en el proceso de producción, lo llevó a querer ser el propio fabricante de Flecha.

Sin embargo, no deja de lado su costado creativo, quizás el más conocido, y a las típicas zapatillas de lona se suma el cuero, una nueva estética y hasta diversas customizaciones que van generando nuevas líneas. «Estar creando y pensando es como nunca dejar de jugar y eso también te conecta con la gente, con lo que quiere».

Más tarde vendrá también la fabricación de indumentaria Flecha, lo que será todo un desafío porque la marca nunca tuvo ropa. «No hay nada más lindo que si estas en un lugar creativo, crear», concluye expectante por lo que está por venir. 

La zapatería mendocina que se volvió viral en medio de la crisis

Fuente: MDZ – Su trabajo artesanal los llevó a obtener miles de seguidores en las redes. Crean sus propios botines y renuevan calzados que parecían irrecuperables. Tres generaciones unidas por un oficio.

Existen pocos oficios tan antiguos en el mundo como el de los zapateros. Ni la revolución industrial, ni las sucesivas crisis económicas que se desataron en el Planeta Tierra o las pandemias que afectaron a la humanidad en distintos siglos, consiguieron borrar del mapa el trabajo de esos hombres que se ganan la vida en sus pequeños talleres atestados de cueros, hormas y martillos. Pero, como a veces sucede, alguien decidió ir más allá y mezcló la elaboración artesanal con la tecnología. Se trata de El Taller, un emprendimiento mendocino que une a tres generaciones y se volvió viral a través del uso de las redes sociales.

Botines de cuero propios o recuperación de calzados totalmente destruidos. Esa es la marca que llevó a El Taller a cosechar miles de seguidores en distintas redes sociales, como Tik Tok e Instagram. «Hace poco que estamos fabricando botines de cuero desde cero. También refaccionamos cualquier tipo de calzado, eso nos diferencia de otros talleres, el buen trabajo que hacemos es lo que hace que vuelvan los clientes», asegura Nicolás Ojeda, quien siguió los pasos de su abuelo y de su papá, también zapateros.

Uno de los trabajos realizados en El Taller.
Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ

El padre del joven abrió su taller en 1998, pero la fama del negocio llegó con la pandemia por el covid-19 y, posteriormente, a raíz de la crisis económica que atraviesa el país. Es que con el objetivo de sumar clientes, el joven empezó a mostrar los trabajos que realiza en las redes sociales. Los comentarios de los consumidores y la calidad de la labor artesanal, hicieron el resto. «Empecé con la expectativa de sumar clientes en Mendoza, pero fue muy loco porque nos empezaron a mandar calzados desde otras provincias y nos empezaron a decir, qué buen trabajo que hacen, acá en mi ciudad no hay zapateros o los que hay son un desastre. Gracias a eso hoy tenemos clientes que van desde Tierra del Fuego hasta Jujuy o Salta», explicó a MDZ.

Con miles de seguidores en su haber, la crisis socio-económica que atraviesa Argentina, actuó como un catalizador de clientes para el negocio. Incluso, los propios zapateros reconocen que cuando el bolsillo de los argentinos aprieta, su trabajo aumenta. Y, en un contexto donde los precios de las zapatillas o botines de fútbol superan holgadamente los 80 mil pesos, la gente busca ahorrar a cualquier costo. 

Un par de botines antes de ser refaccionados.
Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ

«Por la crisis la gente arregla mucho más, porque no puede comprarse algo nuevo. Un arreglo, que puede ir desde una rajadura de un botín al que se le puede poner un parche interno, puede costar más o menos unos 6.500 pesos y algo más caro como un cambio de suela está en los 30.500 pesos», cuenta Nicolás. 

Tres generaciones, un oficio.

Nicolás terminó el secundario en 2013. Ese año, eligió continuar los pasos de su abuelo y su papá, zapateros por oficio y vocación. Empezó a trabajar en el taller que su progenitor abrió en 1998, aunque hoy se dedica más a coordinar las redes sociales del local, donde sube videos, fotos y explicaciones sobre los trabajos que allá se realizan.

«Mi abuelo era zapatero y mi papá trabajaba en su taller, hasta que se independizó. Cuando terminé la secundaria empecé a aprender el oficio para tener mis ingresos y, a la vez, arranqué a fabricar cinturones que hoy en día todavía le vendo a distintas marcas», cuenta el joven, que actualmente reparte su trabajo entre los dos locales que la familia tiene en calle América 2813, de Godoy Cruz y en la intersección de las calles Bolivia y Jorge A. Calle, de Ciudad. 

Creó una marca de botines de fútbol baratos y ya los exporta a Uruguay: cuestan $ 15.000

Fuente: Cronista – Martín Amoros fundó Raptor en plena pandemia y produce 20.000 pares por mes en su fábrica en Valentín Alsina. Su estrategia para mantener los precios bajos.

«Mi héroe es el dueño de Guaymallen«, dice Martín Amoros. Pero no se dedica al negocio de los alfajores, sino al del calzado deportivo. Su emprendimiento Fabricalz SRL produce botines de fútbol bajo la marca Raptor y se venden por entre $ 13.000 y $ 15.000 en tiendas físicas y MercadoLibre. Su objetivo, asegura, es apostar por el volumen y ya empezó a exportar sus modelos a Uruguay.

Hace 10 años el día a día a Amoros era muy diferente. Trabajaba en una casa de repuestos junto a su padre y sus hermanos, pero se cansó del rubro. Por consejo de su suegro incursionó en el mundo del calzado. Primero probó con pantuflas, después llegaron las ojotas y las sandalias hasta que decidió enfocarse en el segmento de las zapatillas deportivas.

Los botines Raptor se venden en tiendas de calzado y martketplaces desde $ 13.000 el par.

Durante la pandemia encontró otro nicho de interés. «En ese momento le compraba botines a un señor que los fabricaba de manera artesanal. Pero durante el aislamiento me empezaron a pedir cada vez más y él me entregaba un 10% de lo que yo podía vender. Así que me puse a fabricarlos yo mismo porque estaba viendo la guita que me perdía de ganar«, recuerda.

El Guaymallen de los botines

El negocio funcionó. Del taller se mudó a una planta de 1600m2 en Valentín Alsina. Compró máquinas de coser, una inyectora de suelas de PVC y montó un sector de aparado. Al principio le vendía los botines a las casas de calzado y algunos distribuidores que luego los posicionaban en tiendas online. «Hace poco aparecieron algunas casas de deporte, pero son tres o cuatro. Las otras marcas dicen que no les entregan si me compran a mí. Son como el perro viejo, que no come ni deja comer», señala Amoros.

Su modelo, como el del alfajor Guaymallen, es tener en el mercado un producto económico que juegue por volumen, aunque el margen sea chico. Por eso tiene como política que los botines Raptor no pueden venderse a más de $ 15.000. En tanto, los botines de segundas marcas parten desde los $ 50.000, mientras que los de las firmas top pueden costar más de $ 100.000.

¿Cómo logra mantener este precio? «Ahorro bastante haciendo el aparado, que es la costura de toda la capellada. Tengo 32 personas trabajando con 26 máquinas de coser en ese sector. Lo otro es la fabricación propia de la suela», explica. Fabricalz SRL produce alrededor de 20.000 pares de botines de fútbol de cuero sintético por mes entre todas las opciones, desde futsal y papifutbol hasta modelos de fútbol 11.

Martín Amoros ahora invirtió para lanzar una nueva línea premium con suela de caucho.

«Me ofrecieron traer las suelas y las capelladas importadas, pero no lo voy a hacer», afirma. Y detalla: «A mis clientes le vendo cada par por u$s 10,80 y si tuviera que traer un botín terminado de afuera me sale u$s 19 solo para tenerlo en la mano».

De campeón a campeón

La compañía ya cruzó la frontera y llegó con sus productos a otro mercado campeón del mundo: Uruguay. Raptor hizo un primer embarque en diciembre del año pasado de 1500 pares. «El próximo mes sale el próximo embarque», comenta. A su vez, Amoros señala que está en conversaciones con distribuidores en Paraguay para llevar su calzado allá.

El próximo paso del emprendimiento es lanzar una nueva línea de botines. Se trata de un modelo premium con suela de caucho que demandó una inversión de u$s 15.000 e incorporar 10 empleados a la plantilla. Fabricará 200 pares por día y costarán $ 2000 más que el resto de las opciones de su portafolio. «No le tengo miedo a la importación porque no tengo competencia en mi segmento», concluye.

La vuelta de Le Coq Sportif: fútbol, locales propios y el «costo argentino» para producir en el país

Fuente: Cronista – El sábado, el icónico gallo de Le Coq Sportif debutó en la camiseta de Talleres de Córdoba. Agustín Melano, presidente de ID Argentina, licenciatario de la marca francesa y de Converse en el país, devela el plan de ese retorno. También, explica cuáles son las variables que terminan definiendo el precio de una zapatilla en el mercado local

Carta de presentación: Agustín Melano tiene 52 años. «En junio, cumplo 30 en este rubro», apunta. «Este rubro» es la industria del calzado y la indumentaria deportiva. Breve repaso. Arrancó como asistente de producto en la entonces Reebok Argentina y, en junio de 1995, pasó a trabajar a Sao Paulo Alpargatas (SPA), la ex filial brasileña que ya se había emancipado en los ’80 del gigante de Barracas. La empresa había tomado la licencia de Converse para el Mercosur. Su trabajo, en los siguientes tres años, fue desarrollar, desde Buenos Aires, la marca estadounidense en la Argentina, el Uruguay y el Paraguay.

La manejó junto con otras dos etiquetas: Mizuno y Timberland. En 1998, por una reestructuración, SPA cerró esas operaciones fuera de Brasil y le transfirió la licencia de Converse a su ex casa matriz. Melano pasó, entonces, a Alpargatas Argentina. «Estuve un año con Converse y, al año, me dieron Topper. Siempre, en Producto. Como asistente o gerente», señala.

La crisis financiera de Alpargatas llevó a que, en 2000, perdiera Converse. Eso hizo que Melano, el hombre que más conocía a la marca en la región, migrara a los Estados Unidos. Trabajó durante dos años para la empresa estadounidense que ahora tenía la etiqueta, a cuya gestión el ejecutivo sumó Superga y otras licencias para chicos. «Me tocaba manejar Converse en el Mercosur, desarrollar las infantiles en distintos países y las Superga en los Estados Unidos, donde, en ese momento, tenían un reconocimiento muy fuerte. Viajaba de Bolivia, vendiendo zapatillas Barbie, a Malibú, por las Superga», describe.

Nuevo giro del destino. En 2003, año en que Nike compró Converse, la licencia de la marca para la región pasó a estar, directamente, en manos de quien llevaba casi una década desarrollándola. Vuelta a Buenos Aires. «En 2005, arranqué formalmente ID Argentina como subsidiaria de Converse para la Argentina, Uruguay y Paraguay», indica Melano.

En retrospectiva, fue el primer gran hito de ese proyecto. El segundo es reciente, casi dos décadas después. Cuando bregaba por adaptar su negocio al mundo de la pandemia, agravado por los problemas endémicos de la Argentina, Le Coq Sportif lo contactó para ser su nuevo licenciatario local. Una página nueva en la fuerte historia de la francesa con el país: el icónico gallo, por tomar el ejemplo más vivo, quedó inmortalizado en la camiseta con la que Diego Maradona y la Selección se consagraron en 1986.

Esta nueva historia empezó a escribirse con una edición especial conmemorativa de esa gesta, agotada durante el Mundial de Qatar 2022. Ahora, sigue con la vuelta al fútbol doméstico: el sábado, en el partido contra Boca, Le Coq debutó en el pecho de los jugadores de Talleres de Córdoba. Fue el puntapié inicial de un partido que seguirá con la apertura de locales exclusivos y la expansión de la marca hacia nuevos productos relacionados con la categoría y otros deportes. ID lo jugará en un contexto particularmente adverso: la única certidumbre es la alta inflación, que impacta en los costos, por un lado, y la retracción del consumo, por otro.

¿Cómo y por qué sumó Le Coq Sportif?

Técnicamente, nos buscaron ellos a nosotros. Estaban saliendo de la relación con el anterior distribuidor (N.d.R.: la local Distrinando) y Le Coq buscba una empresa en la Argentina que siguiera los mismos lineamientos con los que querían desarrollar a la marca a nivel global. Eso no estaba pasando acá. Nosotros tenemos un track-record de trabajo respetando a una marca como si fuéramos una subsidiaria. Nos vinieron a buscar por eso. Firmamos el contrato para desarrollar la marca en la Argentina, Uruguay y Paraguay en octubre de 2021 y, enseguida, nos pusimos a trabajar.

En ese momento, si bien recién se empezaba a salir de la pandemia, todavía no se habían asimilado los costos. ¿Por qué una segunda marca? ¿Qué inclinó la balanza?

Me atrajo el desafío. Nuestro espíritu es que somos una empresa que trabaja la marca. Cuando sos licenciatario, seguís lineamientos globales. Le Coq fue la oportunidad de aplicar todo nuestro conocimiento en una marca que estaba con cambios a nivel global y cuya realidad argentina estaba separada de eso. Fue un desafío enorme, con todo en contra: pandemia, caída de mercado, incertidumbre. Pero, con tantos años de mercado, uno ve el potencial que tienen las marcas. Después, claro, está conseguirlo.

¿Qué vio en Le Coq?

Es una marca con más de 140 años de historia y que, en la Argentina, tiene un vínculo emocional muy fuerte. El desafío es que ese vínculo se traslade de una edad que, hoy, es de 35-40 años para arriba, a un segmento de consumidor que tiene 18. Todas las acciones estarán dirigidas para extender ese reconocimiento. Lo hicimos con la cápsula que lanzamos de camisetas conmemorativas de 1986.

¿Qué hicieron?

Tuvimos una discusióin interna: ¿hacíamos la camiseta exactamente igual a la de 1986 o la reversionamos, para que el consumidor joven tuviese la experiencia-sentimiento de 1986 con un producto de 2022? Decidimos reversionarla con telas actuales y el nuevo logo de Le Coq. Generó que los consumidores más viejos la viéramos con ojos medio raros. Pero, para los más chicos, fue natural.

«Queremos que Le Coq Sportif vuelva a ser una marca multideporte. Tiene una relación emocional muy fuerte con la Argentina. El desafío es que ese vínculo se traslade de una edad que, hoy, es de 35-40 años para arriba, a un segmento de consumidor que tiene 18. Todas las acciones estarán dirigidas para extender ese reconocimiento».

¿Cómo le fue?

En algunos lugares, se agotó a las dos horas. Parte de la estrategia también fue que el lanzamiento fuera online, para que el consumidor joven la encontrara ahí. Lanzamos sólo 20.000 unidades. Quisimos hacer una edición chica, para que fuera algo especial. La otra pregunta también fue a qué precio.

¿Por qué?

Porque relanzábamos la marca en un momento especial, con una campaña especial atrás. Durante un año habíamos trabajado con los herederos de Maradona para el uso de la imagen; fue el primer trabajo de relanzamiento de la marca, en octubre de 2022, la previa del Mundial. En ese momento, los últimos campeones del mundo eran los del ’86. Definimos que no podíamos ser menos que la camiseta nueva de la actual marca de la Selección. Nos posicionamos por arriba porque éramos la camiseta campeona. Fue todo un desafío: los aparatos de marketing de una marca y otra eran distintos.

La edición conmemorativa del Mundial de 1986 fue el primer lanzamiento de ID con Le Coq. «En ese momento, era la última camiseta campeona del mundo. El precio fue tema de discusión. Decidimos que no podía ser más barata que la camiseta oficial de la Selección», dice Melano. Agotó las 20.000 unidades.

Como organización, ¿qué esfuerzo comercial e industrial significó para ID sumar una segunda marca?

A nivel comercial, Le Coq estaba en un nivel de distribución medio-bajo. Nuestro trabajo de distribución es medio-alto. Cuando hacés un cambio de imagen, de producto, los mejorás, son más elaborados y, ergo, más caros, debés tener una cadena de distribución más elevada. Nosotros cambiamos la distribución con producto de mejor calidad. Eso obligó a redefinir proveedores. Desde lo que es ropa (porque todas las telas son importadas) a lo que son fabricantes. No tenemos planta propia. Agregamos fábricas que eran más expertas en producto deportivo. Pasamos de cuatro a ocho fábricas. Hay una que hace ambas marcas. Pero la producción de las demás está más separada por un tema de capacidades de las plantas.

¿Fue un crecimiento fuerte en unidades?

En volumen, el crecimiento no fue tan fuerte. El contexto país tampoco empujó. En los primeros dos años (2022-2023) y hasta París 2024, es un plan de asentamiento de marca. Le Coq es sponsor del Comité Olímpico de Francia y de los Juegos Olímpicos de París. Por eso, también tomamos el Comité Olímpico Argentino y el Paralímpico: para estar alineados con la marca a nivel internacional. Estos dos años y medio son de asentar la marca por sobre el volumen. Pasa a ser más cara porque el producto es mejor y porque hay una inversión en desarrollo que, antes, no estaba. Así y todo, hoy, la Argentina es uno de los tres países más grandes para Le Coq a nivel global. En unidades, es el 30% de nuestra empresa. Debería ser el 80% en unos años.

«Hasta París 2024, es un plan de asentamiento de marca sobre el volumen. ASí y todo, hoy la Argentina es uno de los tres países más grandes para Le Coq Sportif a nivel global.  En unidades, es el 30% de nuestra empresa. Debería ser el 80% en unos años».

¿Cómo es hacer ese desarrollo en un contexto de cepo y restricción a importaciones?

Dificilísimo. En 2022 fue bastante complejo pero posible. En 2023, como el gobierno anterior priorizó componentes por sobre producto terminado, la importación de telas no fue un problema. Tampoco, los insumos para zapatillas. Pudimos sortear los problemas para entregar producto, para importar para fabricar.

¿Y en 2024?

Todavía se está definiendo. A nivel empresa, vamos a crecer porque en 2023, estratégicamente, decidimos reducir volumen y minimizar las complicaciones que conlleva tener una operación en la Argentina. Nuestro modelo de negocios está basado en regalías por ventas: cuanto más vendés, más regalías debés. Si hay una devaluación, tenés una diferencia en dólares grande. Por eso, redujimos volumen en 2023 y habrá crecimiento en 2024, sobre todo, por aumento en la oferta de producto. El año pasado, la oferta estuvo muy restringida. En 2024, esa oferta será mucho más amplia.

Habló de productos más caros. Al mismo tiempo, siempre se apunta sobre calzado e indumentaria cuando se habla de inflación. ¿De qué depende el precio de las zapatillas?

El dólar y la tasa de interés. Son los dos componentes principales de una zapatilla. En lo que es producción local, obviamente, también inciden los salarios del operario y la estructura de la fábrica. Según el producto, puede ser el 40% o 50%. En 2023, el costo de armado fue de u$s 6/8. Para una marca de valor FOB de u$s 10, traer una zapatilla armada o desarmada cuesta más o menos lo mismo. Con uno de valor FOB de u$s 18, la proporción es otra. En esas relaciones está el sentido que tiene producir. Lo lógico es que, este año, haya aumento de importaciones para compensar el alto costo argentino. Hablando de números, para que el negocio sea viable, la relación por rentabilidad entre costo habitual argentino y costo habitual de importación, la producción local tiene que ser cercana al 30 por ciento.

¿Qué cree que ocurrirá con un mercado más abierto como, se presume, habrá con este gobierno?

Estas nuevas políticas traspasan el poder de la oferta a la demanda. Antes, con la escasez de producto y las complicaciones productivas, mandaba la oferta. Ahora, se dio vuelta. El que tiene el poder pasa a ser el consumidor. Porque tenga el dinero o porque no está dispuesto a convalidar el costo para ese producto. Ahí viene la competencia, que también es interesante. Es la buena competencia.

¿Por qué el mismo producto importado de Asia, en la Argentina, es mucho más caro que en otros países?

El costo total para importar un producto es del 7%. En los Estados Unidos, tenés 10 días para pagar la nacionalización. En la Argentina, hay que pagar el 90% del valor FOB para sacarlo del puerto. El IVA, allá, es un 7% en promedio; acá, del 21%. Hoy, la lógica indica que la Argentina, para ser comparable, está, por lo menos, un 20% arriba de los Estados Unidos. Eso sólo por un tema impositivo. Si el gap es mayor, es por las trabas, por las incertidumbres y por el costo de reposición: cuando no sabés qué va a pasar, en un punto, tenés que cuidar el capital de trabajo.

«El dólar y la tasa de interés son los dos componentes principales de una zapatilla. (…) Lo lógico es que, este año, haya aumento de importaciones para compensar el alto costo argentino. Para que el negocio sea viable, la producción local tiene que ser cercana al 30 por ciento».

Trabajó en los ’90 y empezó su empresa en 2005. Dos esquemas muy distintos para la industria del calzado.

Noviembre de 2005. Estaba en Hong Kong, por trabajo, y el Gobierno implementó las licencias no automáticas. Ahí tomé a la persona que, aún hoy, hace gobierno… (recuerda). El proceso de instalación de una fábrica en la Argentina… hubo que justificar por qué había que hacerlo. Recorrimos todas las instalaciones posibles. Hicimos rastreo por dónde había plantas de Gatic. Había quedado gente con una competencia para producir tan fuerte… La primera fábrica que elegimos para producción local fue La Flores, en 2008.

En ese momento, llegaron también los grandes players brasileños: Paquetá en Chivilcoy, con Adidas y Diadora; Vulcabras, en Coronel Suárez, con Adidas y Reebok; Dass, en Misiones, con Nike, Umbro y Fila; San Pablo Alpargatas compró Alpargatas y relanzó Topper…

Sí. Fue muy importante el know-how de las marcas internacionales. Entre todos los que vivimos, reconstruimos lo que fue la industria argentina de calzado deportivo. El sector tenía dos grandes pilares, Gatic y Alpargatas, que se habían desmoronado. La reconstrucción se hizo sobre lo que quedó. Pero el know-how de las marcas internacionales la elevó, le dio el salto cualitativo que las marcas argentinas nunca hubiesen alcanzado en cuanto a parámetros de calidad, de condiciones laborales. Eso se consiguió gracias a la influencia de las marcas internacionales.

Volviendo a Le Coq y 2024. ¿Qué líneas de producto se sumarán? ¿Botines de fútbol, por ejemplo?

La idea es ampliar la oferta en todas las categorías. Que Le Coq vuelva a ser una marca multideportiva. Pero en función de lo que casa matriz defina como estrategia. Está el proyecto pero en proceso de desarrollo. Es parte del acuerdo. Todo lo que desarrollamos como producto nuevo tiene que ser aprobado por Le Coq Francia.

Por lo pronto, ya dio un paso inicial con el patrocinio de Talleres.

En la Argentina, el fútbol es la máxima expresión del deporte. Por alcance, por lo que representa, por lo que mueve… Cuando, como marca multideporte, estás afuera del fútbol, estás afuera del principal deporte que te define como marca deportiva. El paso natural es meterte.

«Hoy, la lógica indica que la Argentina, para ser comparable, está, por lo menos, un 20% arriba en precios de los Estados Unidos. Eso sólo por un tema impositivo. Si el gap es mayor, es por las trabas, por las incertidumbres y por el costo de reposición: cuando no sabés qué va a pasar, en un punto, tenés que cuidar el capital de trabajo».

¿Qué perfil de equipo buscó?

Cuando se mira dónde invertir, se analiza cada equipo en función del retorno que tiene, sea económico o de imagen de marca. Las complejidades de vestir a un equipo grande o chico son las mismas. Cambian las unidades: hacer 20.000 o 50.000 camisetas es lo mismo. El equipo que necesitás internamente es igual. A partir de eso, se eligen equipos que tengan más volumen. Después, está a dónde te lleva ese equipo.

¿Por qué Talleres?

En socios, es uno de los siete equipos más grandes de la Argentina. Está en una provincia como Córdoba, que es de las más importantes del país. El análisis es bastante sencillo. Después, tenés cómo es el club: si es ordenado o desordenado, hace más fácil o difícil la decisión. Y, también, la ventana de oportunidad: Talleres estaba terminando un contrato en diciembre. Se dio una situación de alineación de planetas: Talleres buscaba elevar su marca y encontró a Le Coq, que buscaba un buen club de fútbol. La asociación fue natural. Tuvo, además, otra cosa interesante.

¿Cuál?

A diferencia de muchos clubes, tiene cuatro puntos de venta propios, donde maneja el 80% de sus ventas de camisetas en la provincia de Córdoba. Es un club que uno auspicia pero, a la vez, nos compra.

Compra, no manguea.

(se ríe). Por supuesto, la entrega de producto para jugadores es parte del contrato. Pero hay una necesidad de abastecimiento a sus tiendas. Desde el día uno, trabajamos para tener al plantel bien abastecido y en proveer la cantidad de prendas para que los locales maximicen su facturación. No es normal en el fútbol argentino.

Le Coq debutó el sábado contra Boca en la camiseta de Talleres. «Es el séptimo equipo del país en cantidad de socios y, además, tiene una cualidad: el 80% de sus ventas de camisetas en la provincia de Córdoba es a través de su propia tienda. Es un club al que, además de proveerlo, nos compra indumentaria», explica el CEO de la marca.

Hablando de locales, ¿habrá locales propios de Le Coq?

Hoy, tenemos 11 locales de Converse. Contamos con uno que vende Le Coq. La idea es, en 2025, iniciar un proceso de aperturas más agresivo. Ahora estamos renovando puntos y, después, vendrán las inauguraciones. Hoy, el número interesante para Le Coq son ocho locales. En shoppings, principalmente.

¿Propios o franquicias?

Locales 100% propios. En nuestra industria, la franquicia es complicada. Por un tema de cadena de costos, de rentabilidades. Es un rubro en el que los márgenes no son altos. Cuando tenés un local monomarca propio, salvo que seas una de las dos más grandes (N.d.R.: Adidas y Nike), es más difícil tener una facturación tan alta que justifique una rentabilidad más baja.

¿Qué cambió desde que firmó el contrato con Le Coq en octubre de 2021 a hoy?

La intensidad del marketing. Muchísimo. Totalmente diferente. Cambió el sourcing. Tenemos mucho desarrollo propio aprobado por Francia. Los tiempos de producto fueron mucho más intensos. Y los tiempos de anticipación y de problemas productivos, ya que, al ser más volumen, también te aumentan.

¿Y en cuanto al contexto país?

Veíamos un 2023 más amigable que terminó siendo, claramente, más complicado. No frenó los desarrollos de la marca. Pero complicó el proceso. El volumen de ventas, en sí, no cambió. Pero la complejidad para lograrlo fue el triple.

Bree Oficial

Fuente: CARAS – Una marca de zapatos de óptima calidad y diseño.

Mateo y Candela, ¿cómo fueron los inicios de su marca?

A fines del 2019, nos surgió la idea de crear nuestra propia marca, ambos somos amantes de la moda
En un inicio queríamos que sea de calzado y de indumentaria, y en el proceso de desarrollo, se nos presentó la oportunidad de diseñar calzado, por medio de un fabricante de confianza, el cual nos brindó todas las herramientas para poder conocer este rubro con mayor detalle y profundidad. 

Es por eso que el 10 de febrero del 2020, lanzamos nuestra marca de zapatos, Bree Oficial.

¿Cuáles son los servicios que brindan al público?

Bree ofrece zapatos de diseño y calidad, sin perder la esencia y el estilo de uno mismo.

Actualmente hacemos calzado con talles del 35 al 45, de todos colores y diseños. Ya sea borcegos, mocasines, botas, sandalias, zapatillas y zuecos.

Nos representa como marca la idea de que las personas se sientan únicas y cómodas y puedan vestirse de la manera que quieran y deseen.

¿Cómo proyectan a su marca en el mediano plazo?

Nos gusta proyectar, en un inicio nos agarró la pandemia y estábamos medio dudosos con la idea a llevar a cabo, pero una vez que se abrió lo online, conocimos un mundo increíble. Para ese entonces, solo queríamos que toda la Argentina conozca y desee nuestra marca.
El 13 de diciembre del 2021, abrimos nuestro primer local, lo apodamos “El Búnker de Bree” es una manzana histórica, ubicada en el barrio de Villa Devoto, lugar donde crecimos. En ese momento nuestro objetivo era hacer que Bree pueda expandirse aún más y como solemos decir “pisar más fuerte”. 

A tres años de que nació Bree y a dos años de que abrimos “El Búnker”, proyectamos que el mundo nos conozca, realizando envíos a distintos países y que en un futuro logremos poner locales por la Argentina y en el exterior.

¿Cuáles son sus diferenciales en el rubro?

Nos gusta demostrar que somos más que una marca de zapatos, queremos brindar “una experiencia” desde la calidad y diseño del producto hasta la esencia que te da usarlo.

El fin es que Bree marque tu estilo y te sientas representado, dando libertad y diversidad a tu personalidad.

Si comenzaran nuevamente, ¿qué harían diferente?

Creemos que de los errores se aprende y te hacen crecer, en todos los aspectos.

Aprendimos y mejoramos día a día. Hoy estamos felices con los resultados y eso quiere decir que todo lo sucedido fue positivo.

Datos de contacto:

Web: www.breeoficial.com.ar

Instagram: @bree.oficial

Facebook: Bree Oficial

Dirección del local: Fernández De Enciso 3594, Villa Devoto, CABA

Bree Oficial
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Bree Oficial
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Luz Bauzá y Hache Caillaud, los zapateros que revolucionan el mundo del rock

Fuente: Clarín – Son los creadores de La Jolla y Terrible Enfant, dos marcas de calzado elegidas por músicos y celebridades. Por qué se destacan sus diseños.

Los fundadores de La Jolla y Terrible Enfant en su local de la calle Arroyo. Foto: Martín Bonetto.

Así, tal cual, como en la parte más fantasiosa de los niños terribles -protagonistas de la obra clásica de Jean Cocteau- algo parecido sucede con Hache Caillaud y Luz Bauzá, quienes están a cargo del capricho fashionista de la marca de zapatos bautizada, justamente, Terrible Enfant.

Y si bien, cuando arrancaron, se enfocaron en el calzado masculino, el interés que sus modelos causaron en las mujeres los hizo expandirse y lanzar una nueva propuesta. La Jolla es la firma gestada durante la pandemia con el propósito de cumplirle los deseos a las feminidades. “Para nosotros es un medio de expresión”, apunta Luz. “Buscamos que la gente se identifique con lo que hacemos y lo use”, agrega.

Lo cierto es que, tras once años de trabajo, ya se transformaron en el tándem predilecto de músicos y celebridades. Por caso, Carca, Adrián Dárgelos y Emmanuel Horvilleur, son algunas de las figuras que suelen llevar sus diseños, lo mismo Natalia Oreiro y Emilia Mernes, entre otras.

Primero arrancaron con un showroom en Palermo para luego instalarse en la amplia tienda de la calle Arroyo, sin dudas la zona más parisina de Buenos Aires. En ese espacio, donde funcionan las dos marcas, es frecuente cruzarse con clientes extranjeros (chilenos, brasileños y norteamericanos, entre otros) que van en busca de zapatos clásicos, aunque también personalizados y sobre todo los que apuestan a la atemporalidad. “Tenemos que trabajar para que los argentinos comiencen a adoptar la industria nacional”, reconoce Hache.Diseños artesanales de cuero metalizado. Foto: Martín Bonetto.Diseños artesanales de cuero metalizado. Foto: Martín Bonetto.

-¿Qué tienen de singular los zapatos que hacen?

Hache: Hay un concepto parecido entre las dos marcas que tiene que ver con proponer algo distinto. Ser rupturista. Por ejemplo, en La Jolla, son piezas únicas, atemporales, para usar durante mucho tiempo. Eso es lo que tiene, proponemos algo distinto. En Terrible Enfant tenemos más de 90 modelos. No trabajamos mucho con tendencias. Quizás en alguna materialidad o color podemos pensar la tendencia, pero la idea es hacer cosas nuevas.

Luz: Nuestros zapatos son únicos por su diseño y calidad. Desde que empezamos hasta hoy, sin importar qué crisis atravesamos, siempre trabajamos en mejorar. Todo lo que no se ve de un par de zapatos es muy importante: la puntera que le ponemos, el contrafuerte, la entretela, tanto como el diseño y la moldería. Los clientes lo aprecian.Dante Spinetta con diseños de Terrible Enfant. Foto: Martín Bonetto.Dante Spinetta con diseños de Terrible Enfant. Foto: Martín Bonetto.

-¿Cómo resignificaron el mocasín, un zapato tan clásico para los argentinos?

Hache: Es un mocasín legítimo, en cuanto a la construcción, que se arma y se cose al revés, pero lo resignificamos en materialidades y en colores, como puede ser, por ejemplo, un número 45 en rosa y amarillo. Empezamos hace unos cuatro años, porque conocí a dos maestros mocasineros que laburan de primera. Ahora trabajan solo para nosotros.Una reversión del mocasín tradicional. Foto: Martín Bonetto.Una reversión del mocasín tradicional. Foto: Martín Bonetto.

-Hay una tendencia en la moda del retorno a lo artesanal, ¿eso se lo transmiten?

Hache: Sí, totalmente. Primero porque esa es la bajada de la marca; “hand made shoes”. Nosotros lo contamos, explicamos que todo está hecho a mano. Además, tenemos un servicio post venta. Si viene un cliente y trae un zapato tres años después, lo recibimos, le cambiamos la suela y se lo lleva. Eso lo comunicamos y para nosotros es un valor fundamental de la marca.

Luz: Lo artesanal es el nuevo lujo, para nosotros siempre lo fue y lo será porque implica una forma de trabajar muy sana que se traduce en el producto. Lo ideal sería que los Estados promuevan los oficios, los incentiven y hasta los enseñen. Pero bueno, por el momento lo tenemos que hacer los de a pie. En nuestro país hay que enfocarse en no dejar morir estas formas de trabajo porque mueven mucho la economía.Adrián Dárgelos, líder de Babasónicos. Foto: Martín Bonetto.Adrián Dárgelos, líder de Babasónicos. Foto: Martín Bonetto.

-En estos once años, el cliente cambió. ¿Cómo se modificó el consumo?

Hache: Ahora los clientes vienen con mucha data de afuera, de lo que se usa. Quieren ver si tenemos esas cosas. Muchas veces las tenemos, otras no y se las hacemos. Por ejemplo, en Terrible Enfant, te piden taco de 5 cm. En La Jolla pasa más porque las mujeres están más informadas, saben lo que está pasando. De todos modos, en esa marca tenemos más tendencia, aunque reversionada y con su impronta.

Luz: Cambió mucho el uso del calzado, la pandemia también rompió todo y el uso de zapatillas creció exponencialmente por comodidad y porque las marcas de lujo las impusieron. Nosotros no renegamos de eso, acompañamos los cambios siempre, pero en Micam Milano, la feria más importante de calzado del mundo, en la que estuve escuchando exponentes de World Global Style Network (WGSN), aseguraron que la tendencia vuelve a virar hacia el calzado hecho a mano.La vidriera del local de Arroyo con diseños originales, hechos a mano. Foto: Martín Bonetto.La vidriera del local de Arroyo con diseños originales, hechos a mano. Foto: Martín Bonetto.

-¿Y tienen algún modelo genderless?

Hache: Los mocasines. No hacemos modelos iguales pero sí los hace el mismo artesano en las dos marcas. También ahora vienen muchos más clientes trans. Y hay chicas que se compran botas de hombre. Para mí eso está buenísimo.

Luz: Diseñamos siempre para quien quiera usar nuestros productos. La única limitante es el talle: creamos hormas para cubrir desde el 36 al 50 en Terrible Enfant. Y La Jolla vino a cubrir lo que nos pedían las feminidades. No hay nadie a quien no podamos complacer.María Becerra con un diseño de La Jolla. Foto: Martín Bonetto.María Becerra con un diseño de La Jolla. Foto: Martín Bonetto.

-¿Quién es la celebridad más asidua a Terrible Enfant?

Hache: A Emmanuel Horvilleur lo contacté hace un tiempo para hacerle cosas y terminé siendo su amigo. También le hice a Adrián Dárgelos, Carca, Dante Spinetta y Adrián Barilari. Y a Fabio Alberti, que es un capo, le hicimos unas texanas azules con taco gigantesco.Emmanuel Horvilleur. Foto: Martín Bonetto.Emmanuel Horvilleur. Foto: Martín Bonetto.

-¿Las usó para la vida o para un personaje?

Hache: Para la vida.

-¿Eso fue lo más freak que hicieron?

Hache: No, a Dárgelos le hice cosas re locas, en terciopelo, todo súper glam. A los Illya Kuryaki y a (Joaquín) Levinton, también. Y con La Jolla le hicimos a Nicki Nicole, Emilia Mernes y Natalia Oreiro.

Luz: Carca es un personaje que me conmueve. Teníamos una línea de sombreros y le hicimos uno a medida. También me dijo que siempre había querido tener unas botas de caña alta, se las hice hace dos años y medio. Es un genio.Modelo Storm, confeccionado con charol vacuno. Foto: Martín Bonetto.Modelo Storm, confeccionado con charol vacuno. Foto: Martín Bonetto.

-¿Por qué los eligen?

Hache: Porque tenemos una propuesta de diseño e intentamos salir de la tendencia. Y porque la marca tiene mucho de arte y también nos inspiramos en lo que leemos, las películas, el cine…

Luz: Estamos en un mundo en guerra, medio distópico. Las bucaneras son medio Mad Max, estamos buscando un poco eso.

-También les hicieron zapatos a personajes bien distintos, como Tiago PZK y Abel Pintos, ¿intervienen ellos en el diseño?

Hache: Los estilistas le llevan los looks y ellos eligen. Vienen y les compran.Fito Páez, con zapatos de la marca. Foto: Martín Bonetto.Fito Páez, con zapatos de la marca. Foto: Martín Bonetto.

-¿Eso se traduce en las ventas?

Hache: No, pero se genera un branding. Aunque me pasó con la primera colección; hice un modelo en leopardo, tenía miedo porque no sabía si se iba a vender. En paralelo, Marcelo Tinelli, se puso unos zapatos de leopardo en su programa, que, aunque no eran de nuestra marca, después vinieron a pedirme esos. Yo estaba chocho.Botas de La Jolla, una marca sin temporadas. Foto: Martín Bonetto.Botas de La Jolla, una marca sin temporadas. Foto: Martín Bonetto.

-¿Son agradecidos los famosos?

Hache: Es que nosotros vendemos, no regalamos. A Adrián (Dárgelos) sí, porque es mi amigo y mi inspiración. Lo mismo con Emma (Horvilleur).

-Y si viene una banda más under, ¿los ayudás?

Hache: Sí, me ha pasado. Me gusta y me sirve. Vino un grupo de música cachengue, les hice texanas rojas a todos.

-Y ¿a quién les gustaría calzar?

Hache: A Johnny Depp, me cae bárbaro. También a Perry Farrell.

Luz: Lali (Espósito) me parece increíble, empoderadísima, se mete en el barro sin problema, muy copada. Eso a nivel Argentina, y si tengo que soñar; Rihanna y Beyoncé.

Natalia Oreiro, con diseños de La Jolla. Foto: Martín Bonetto.