La zapatería mendocina que se volvió viral en medio de la crisis

Fuente: MDZ – Su trabajo artesanal los llevó a obtener miles de seguidores en las redes. Crean sus propios botines y renuevan calzados que parecían irrecuperables. Tres generaciones unidas por un oficio.

Existen pocos oficios tan antiguos en el mundo como el de los zapateros. Ni la revolución industrial, ni las sucesivas crisis económicas que se desataron en el Planeta Tierra o las pandemias que afectaron a la humanidad en distintos siglos, consiguieron borrar del mapa el trabajo de esos hombres que se ganan la vida en sus pequeños talleres atestados de cueros, hormas y martillos. Pero, como a veces sucede, alguien decidió ir más allá y mezcló la elaboración artesanal con la tecnología. Se trata de El Taller, un emprendimiento mendocino que une a tres generaciones y se volvió viral a través del uso de las redes sociales.

Botines de cuero propios o recuperación de calzados totalmente destruidos. Esa es la marca que llevó a El Taller a cosechar miles de seguidores en distintas redes sociales, como Tik Tok e Instagram. «Hace poco que estamos fabricando botines de cuero desde cero. También refaccionamos cualquier tipo de calzado, eso nos diferencia de otros talleres, el buen trabajo que hacemos es lo que hace que vuelvan los clientes», asegura Nicolás Ojeda, quien siguió los pasos de su abuelo y de su papá, también zapateros.

Uno de los trabajos realizados en El Taller.
Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ

El padre del joven abrió su taller en 1998, pero la fama del negocio llegó con la pandemia por el covid-19 y, posteriormente, a raíz de la crisis económica que atraviesa el país. Es que con el objetivo de sumar clientes, el joven empezó a mostrar los trabajos que realiza en las redes sociales. Los comentarios de los consumidores y la calidad de la labor artesanal, hicieron el resto. «Empecé con la expectativa de sumar clientes en Mendoza, pero fue muy loco porque nos empezaron a mandar calzados desde otras provincias y nos empezaron a decir, qué buen trabajo que hacen, acá en mi ciudad no hay zapateros o los que hay son un desastre. Gracias a eso hoy tenemos clientes que van desde Tierra del Fuego hasta Jujuy o Salta», explicó a MDZ.

Con miles de seguidores en su haber, la crisis socio-económica que atraviesa Argentina, actuó como un catalizador de clientes para el negocio. Incluso, los propios zapateros reconocen que cuando el bolsillo de los argentinos aprieta, su trabajo aumenta. Y, en un contexto donde los precios de las zapatillas o botines de fútbol superan holgadamente los 80 mil pesos, la gente busca ahorrar a cualquier costo. 

Un par de botines antes de ser refaccionados.
Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ

«Por la crisis la gente arregla mucho más, porque no puede comprarse algo nuevo. Un arreglo, que puede ir desde una rajadura de un botín al que se le puede poner un parche interno, puede costar más o menos unos 6.500 pesos y algo más caro como un cambio de suela está en los 30.500 pesos», cuenta Nicolás. 

Tres generaciones, un oficio.

Nicolás terminó el secundario en 2013. Ese año, eligió continuar los pasos de su abuelo y su papá, zapateros por oficio y vocación. Empezó a trabajar en el taller que su progenitor abrió en 1998, aunque hoy se dedica más a coordinar las redes sociales del local, donde sube videos, fotos y explicaciones sobre los trabajos que allá se realizan.

«Mi abuelo era zapatero y mi papá trabajaba en su taller, hasta que se independizó. Cuando terminé la secundaria empecé a aprender el oficio para tener mis ingresos y, a la vez, arranqué a fabricar cinturones que hoy en día todavía le vendo a distintas marcas», cuenta el joven, que actualmente reparte su trabajo entre los dos locales que la familia tiene en calle América 2813, de Godoy Cruz y en la intersección de las calles Bolivia y Jorge A. Calle, de Ciudad. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *