Las zapatillas rosarinas que caminan hacia la sustentabilidad 100%

Fuente: La Capital – El caso de Candela Fruci, dueña y fabricante de la marca Wave Rider, quien tomó el know how de su  familia pero le sumó lo mejor de su generación. Lanzará en breve un modelo con jeans reutilizados.

Si algo distingue a los emprendedores jóvenes es su indudable compromiso con la sustentabilidad. Tienen una visión que va mucho más allá de su propia rentabilidad, ven a los negocios con una perspectiva amplia, capaces de frenar un proyecto para investigar, para sumar conocimiento, para buscar los mejores proveedores que tengan una política sustentable. En ese proceso está Candela Fruci, una joven rosarina que creó su propia marca de zapatillas urbanas llamadas Wave Rider. Lo hizo con un know how que le llega de su familia que siempre se dedicó al calzado, pero ella logra sumarle lo mejor de su generación.

Pero empecemos por el principio. Candela es hija de Gloria Rolón que a los 16 años empezó a trabajar en un taller de calzado porque no le había ido bien ese año en la escuela y sus padres le dijeron que debía trabajar. Años después conoció al padre de Candela, Gabriel Fruci, quien también decidió sumergirse en este mundo. Desde esa época los dos se dedican a este segmento, si bien en algunos momentos trabajaron en relación de dependencia en empresas, lo cierto es que siempre el taller propio seguía funcionando. Desde hace casi diez años viven al 100% de los ingresos del taller que tienen en barrio Tiro Suizo, junto a su casa. Allí trabaja toda la familia, los tres hijos, los padres, incluso las hermanas de Gloria. Y hoy venden su producción en un local propio de venta directa en la renovada galería Cassini en calle Sarmiento al 700. De esta cuna nace Candela, es decir, de una familia donde fabricar calzado era parte del día a día.

Hace dos años Candela participó de un curso de mujeres emprendedoras donde aprendió las bases acerca de cómo gestionar un emprendimiento propio, tanto desde la planificación económica hasta la identidad visual. Y luego fue premiada con el primer puesto en el Competencia de Planes de Negocios organizada por el gobierno municipal y provincial junto a otras entidades como Endeavor Argentina, la UNR y el Polo tecnológico. A partir de allí, se abrió para ella un nuevo camino: entendió que no sólo debía hacer las zapatillas urbanas que había diseñado sino que además debía ser un proyecto sustentable. “La competencia valida mucho la sostenibilidad del proyecto, que fuera económicamente y técnicamente posible pero también valoran el triple impacto. Yo quería darle ese enfoque y empecé a desarrollar el emprendimiento desde ahí, es decir, que un producto como una zapatilla que se camina todos los días va a permanecer en el mundo y quería hacerme responsable de la cadena productiva y el post consumo”, detalla Candela a Negocios.

Las zapatillas que fabrica son de las bautizadas “panchas”, sin cordones y con elásticos que las hacen realmente prácticas. De hecho, este tipo de modelo nació en 1979 cuando la marca californiana Vans las incorporó y llamó “skate slip on” porque en ese momento las usaban los skaters, hoy en cambio son para todos los usos. Desde un principio Candela buscó que Wave Rider tuviera zapatillas modernas, urbanas y versátiles y a eso ahora le suma el condimento esencial: la sustentabilidad. ¿Cómo lo hará? Primero buscó utilizar un cuero a base de plantas, pero se importa de Chile y ahora la situación económica hace que sea complicado traerlo. Entonces lo que está desarrollando es un modelo hecho con jeans reutilizados. “Además pensé que finalmente la huella de carbono que se genera por traer el producto de Chile tampoco era bueno, por lo cual ahora estoy usando lona y jeans recuperados que consigo de donaciones para lanzar el nuevo modelo”, explica. Por otro lado, está buscando hilo reciclado para las costuras, mientras que las suelas con las que produce sus zapatillas ya son de un PVC que utiliza un 20% de plástico reutilizado.

El mercado al que apunta Candela no se define por género sino por costumbres. “Es gente que suele comprar a emprendedores, que hace un consumo consciente y que le gusta comprar productos locales”, señala y detalla que fabrica desde los talles 35 al 45. Este último detalle es importante porque muchas veces no es fácil conseguir talles altos, por lo cual hay gran mercado.

El premio que ganó en el concurso lo invirtió para formarse con la consultora ambiental Gen Verde, con ellos está haciendo todo el proceso de investigación y desarrollo para llevar las zapatillas a un 100% de sustentabilidad.

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