Reactivación en marcha: el calzado, una industria que camina a paso firme

Fuente: La Capital ~ Tras una larga noche por la crisis macrista y la pandemia, la producción crece en 2021. Cómo se recupera el polo de fabricantes de la región

Llegar, y si es posible, superar los niveles de producción y venta de 2019. Esa es la meta de los fabricantes de calzado de la región, que conforman una industria con fuerte desarrollo en el territorio santafesino y aseguran que experimentan una franca recuperación, especialmente en lo que va de este año.

El sector, que venía en franca caída desde el año 2016, afectado por el modelo económico del anterior gobierno, también se vio golpeado por el combo generado por la cuarentena, las restricciones a las actividades (especialmente sociales), la inflación, la caída del consumo y el acceso a los insumos, entre otras cuestiones.

Sin embargo, el golpe impactó en distinta medida a los fabricantes, en función del tipo de producto y los materiales que utilizan para su actividad. Así, por ejemplo, los que confeccionan zapatos de cuero y de vestir sufrieron más la retracción generada por la pandemia que los fabricantes de zapatillas o chinelas, los cuales se vieron beneficiados ante un claro cambio en el hábito de consumo marcado por el aislamiento, la ausencia de eventos sociales y el teletrabajo.

De este modos, las fábricas santafesinas apelaron a distintas estrategias para aguantar el temblor, como ajustes, disminución de la mano de obra en la mayoría de los casos y otras, en cambio, no lograron superarlo y cerraron definitivamente.

“La mayoría sobrevivió de alguna forma, aunque algunos talleres o emprendedores desaparecieron: de 150 fabricantes en toda la provincia de Santa Fe, cerraron unas 7 u 8”, señaló el gerente de la Cámara de la Industria del Calzado y Afines de la provincia de Santa Fe, Alberto Serra.

Otros apelaron a la readaptación y a la reconversión. Tal es el caso de la fábrica Hecar, de Acebal, una SRL fundada en 1983 por uno de los pioneros fabricantes del pueblo, Heraclio Paciaroni, y que tras su fallecimiento quedó en manos de sus empleados. La pequeña empresa que hoy tiene 7 empleados, se dedicaba a la confección de zapatos clásicos y cómodos, dirigidos a clientes de entre 45 a 60 años.

“Ya veníamos mal y teníamos que hacer algo. Entonces ante la incertidumbre de la pandemia decidimos cambiar la producción y adecuarnos al mercado, por lo que empezamos a fabricar zapatillas económicas y dejamos de lado el zapato de eventos”, contó uno de sus dos socios, Manuel Medina.

Al inicio de la cuarentena dura, “tuvimos 55 días de inactividad, sin poder viajar a visitar a nuestra clientela, que tuvo que adaptarse a la tecnología y comprar online o por whatsapp. Así fue como pudimos remontar”, dijo.

Además de la restricción a las importaciones y el cierre de fronteras (especialmente con Brasil, de donde procede el grueso de mercadería) que favorecieron al sector, Medina remarcó dos hechos que les permitieron sumar clientes por entonces: “Buenos Aires estaba más complicada que el interior, estuvieron más días aislados, por lo que los clientes nos buscaron” y “la implementación del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) se sintió, especialmente para nosotros que apuntamos a un mercado medio, hacia abajo”.

Hoy a la fabricación de zapatillas Hecar va reincorporando paulatinamente la de zapatos de cuero, y llega de esta manera a casi el 70% de su capacidad de producción. “De a poco nos vamos recuperando, tenemos un alza en las ventas, y estamos incluso mejor que en 2018, cuando habíamos caído al 40% de nuestra capacidad”, recordó.

Si bien mantiene en plena vigencia la venta online, “empezamos a viajar de nuevo, porque el cliente necesita el contacto, ver la mercadería. Y como cerraron varias fábricas, nosotros podemos cubrir ese faltante”.

Con la reapertura de las actividades “aspiramos a que la situación mejore aún más, que haya más demanda de consumo, sobre todo a fin de año cuando se vienen las graduaciones, salidas y más adelante del calzado colegial, que también fabricamos y que este año tuvo muy poco consumo”, añadió. Remarcó, no obstante, que ningún crecimiento será posible sin una recuperación del salario. “Necesitamos ese margen”, concluyó.

Para la fábrica Grimoldi, también “va a ser un buen año”, aunque “estamos lejos de los niveles de 2019. La gente no consume. La plata no alcanza. La inflación sigue”, resumió Pablo D’Agresti, apoderado de la compañía que tiene una planta ubicada en Arroyo Seco (de más de 6 mil metros cuadrados) y otra en Pilar, y que además de su tradicional marca produce y comercializa otras como Timberland, Hush Puppies, Caterpillar, Vans, Olympikus, The North Face y Merrell.

El representante de la firma más que centenaria aseguró que de marzo a junio de 2020 “no se vendió ni un par de zapatos” y señaló que un 40% de las ventas se realiza en forma online y el resto se comercializa principalmente en shoppings de todo el país. De allí su caída por el Aspo. Ahora “se está vendiendo mejor, y en la medida en que la gente pueda consumir y que se reactiven las actividades sociales, habrá más crecimiento”, aseguró.

Cromic SRL es una fábrica de calzado inyectado informal, principalmente sandalias y ojotas, con una planta en Alvear en la que trabajan 50 operarios. En invierno comercializa botas de lluvia para niños y damas, mercado que se derrumbó no sólo por el cierre obligatorio de marzo a junio sino por la sequía, y por ende, las escasas lluvias. Sin embargo, la firma logró resistir hasta el primer semestre de este año, cuando logró que el nivel de producción creciera un 19%, aunque con “un uso de capacidad instalada paupérrima: no llegamos al 30%”, indicó Carlos Deminas, gerente administrativo de la firma.

Para la temporada alta, este verano, se espera que esa capacidad llegue al 50%, “aún con un mercado con caída del poder adquisitivo y el problema de los precios por los costos de los insumos”, que la empresa debe importar desde China y la India.

Es que “la importación tiene un componente que ahora pasó a ser relevante y es que los costos de flete marítimo de carga se han multiplicado por 4,5 y hasta 6 veces, por que está completamente alterada la ecuación y el funcionamiento del mismo”, dijo Deminas y planteó que “como consecuencia de la pandemia, la materia prima básica sufrió un deslizamiento de precio en origen del 8% medido en dólares”. Y citó como inconveniente adicional, que “las pymes estamos sin líneas de crédito del exterior, por lo que todo es de contado”.

De todas maneras, en el mediano plazo en Cromic “no prevemos una merma en la producción ni en las ventas”, indicó. “El panorama que comienza puede llegar a ser aceptable y creemos que habrá un leve crecimiento respecto de 2019”, auguró Deminas. Ello, ayudado por el cambio de pautas de consumo de calzado por el cual los clientes se vuelcan a productos más cómodos, como los que produce esta fábrica.

“Pata ancha”

El encierro durante la cuarentena dura, la acotada circulación de la cama al baño, de la cocina al comedor, no ameritaba calzarse los zapatos ni mucho menos los tacos. Las pantuflas fueron sin dudas las vedettes de la temporada de otoño-invierno del año pasado, y la onda cómoda siguió en primavera. Por otra parte, pareciera que ya nada persuadió a la gente de sacarse las zapatillas. Así, suene exagerado o no, con esta nueva costumbre los pies se fueron ensanchando y con ello, llegó un nuevo hábito de consumo.

La deducción podría hallar sustento si se analiza un dato que dio a conocer recientemente IES Consultores, el cual indica que aumentó 51,2% la producción de calzado durante el primer semestre. “Corresponde en su mayoría al rubro zapatillas”, mientras que “el zapato de vestir no llega a esos niveles”, aclaró el gerente de la Cámara de la Industria del Calzado y Afines de la provincia de Santa Fe.

Lo cierto es que dejar de usar zapatos justos al pie, hace que éstos se expandan, y cueste volver al calzado de vestir. Y mucho más a los tacos altos. Así es como se da otro fenómeno dentro del rubro calzado, y es que muchas mujeres que volvieron a la presencialidad laboral y que poco a poco retoman la vida social se han volcado por comprar zapatos y sandalias de baile, que por su diseño, materiales y objetivo, son más cómodos que los convencionales de zapaterías.

Vale decir, que este sector del calzado de baile fue acaso uno de los que más fuerte sintió el golpe de las restricciones por la pandemia, ante el cierre absoluto de los salones y academias de danza.

Así, la esperanza de los fabricantes de zapatos de vestir y de salir está depositada no sólo en la reapertura total de las actividades sociales sino muy especialmente en la celebración de graduaciones, eventos y las fiestas de fin de año. Y que literalmente se revolee un poco la chancheta.

Una escuela para la capacitación del personal

Ya entrando en el segundo semestre del año, el empleo dentro de la industria del calzado “se ha estabilizado, aunque hay una disminución de la mano de obra a raíz de que los puestos de los trabajadores que se jubilaron o se retiraron no fueron repuestos. Entonces la recuperación de la actividad va a demandar personal, pero no hay gente capacitada para cubrir la demanda”, explicó el gerente de la Cámara de la Industria del Calzado y Afines de la provincia de Santa Fe, Alberto Serra.

La entidad cuenta con una escuela de calzado que retoma sus actividades, en base a la importante experiencia adquirida en la formación de recursos humanos destinados a las áreas de producción de las empresas radicadas en Rosario y zona, para cubrir con las nuevas y crecientes demandas de este sector productivo, de nuevos emprendimientos y de actividades afines que incluyen otras manufacturas de cuero como también marroquinería e indumentaria.

El reinicio de clases, que contará con el apoyo del Ministerio de Trabajo de la Nación, contempla cursos técnicos básicos (aprendiz de cortador, aparador, armador) dirigidos a jóvenes, desocupados sin experiencia anterior, dando preferencia a beneficiarios de planes sociales con la finalidad de incorporarlos como nueva fuerza laboral.

También habrá formación profesional para personas con o sin conocimiento previo, que deseen incorporarse a la actividad industrial y seminarios y jornadas especiales destinados a titulares de empresas, jefes de producción, mandos medios y operarios.

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