Fuente: Cronista ~ Fernando Aguerre revivió Ala Moana, la tienda que había abierto junto a su hermano en 1979. Quiere abrir más locales en Buenos Aires y el interior.
Pasaron casi tres décadas desde que Fernando y Santiago Aguerre cerraron Ala Moana. La tienda, inaugurada en 1979 en una galería en Mar del Plata, vendía indumentaria relacionada con la cultura surf y accesorios para practicar ese deporte. En el medio, los hermanos crearon y vendieron Reef, que nació como una marca de ojotas de goma que ellos mismos habían diseñado. Ahora volvieron a la carga con su surfshop que ya cuenta con siete locales y acaba de abrir su primera sucursal en la Ciudad de Buenos Aires.
«Hace más de un año que estamos enfocados en abrir un local en Buenos Aires, pero queríamos abrir uno que tuviera el espíritu de la marca, que son locales únicos. Y creíamos que Palermo era un lugar que nos iba a permitir presentar a Ala Moana como lo que es: un lugar de encuentro, un espacio social con sillones», cuenta Fernando Aguerre. Los otros seis locales están repartidos entre Mar del Plata y Chapadmalal y todos ellos cuentan con memorabilia del mundo del surf, desde tablas firmadas hasta afiches de películas e incluso autos.
El emprendedor es un ícono dentro del mundo surfer. En el verano de 1978 organizó un torneo en el Torreón del Monje en plena dictadura militar cuando, en algunas playas, estaba prohibida la práctica. Al año siguiente fundó la primera asociación de surf y levantó la persiana de Ala Moana junto a su hermano y su madre, Norma.
En aquella época los Aguerre también idearon unas sandalias de goma pensadas para ajustarse a su pie plano y vendieron 200 pares. Y decidieron llevar su negocio a una de las cunas del surf, California. Para 1984 ya vendían 4 millones de pares por año y así se gestó Reef. La manejaron durante dos décadas hasta que en 2005 se la vendieron a VF Corp por u$s 188 millones.
A su vez, desde 1994 Fernando Aguerre preside la Asociación Internacional de Surf y en 2016 logró que sea declarado deporte olímpico.
Los hermanos volvieron a sus orígenes en 2013 cuando relanzaron Ala Moana con un local en Mar del Plata. A ellos se les sumó un tercer socio, Rodolfo Sotura, quien también es CEO de World Sport SRL, la firma que maneja la licencia de las marcas Quicksilver, DC Shoes y Roxy en el país.
«Un tercio de lo que vendemos es calzado. Y del resto una parte importante son los trajes de neoprene que es una de las pocas cosas que importamos porque en Argentina no hay. Después también están los accesorios como las tablas y el resto que se vende es de indumentaria», detalla el empresario marplatense. El 90% de los productos son fabricados y diseñados a nivel local. Además, la cadena cuenta con su propia marca.
Para el año que viene, Ala Moana planea abrir más sucursales en Buenos Aires y también piensan desembarcar en el interior. «Depende de la economía del país adonde uno va a terminar», agrega. Por el momento, todos los locales son propios, aunque no descarta abrir franquicias. «Es un buen modelo para una PyME como nosotros porque tener locales en todo el país es una locura logística. Pero hay que tener todo muy bien organizado y trabajado».