Fuente: Cronista ~ Paul Van Doren fundó su empresa en 1966 y su diseño ganó popularidad entre los skaters y surfers. Pero en el camino también enfrentó varios inconvenientes.
Su icónico diseño marcó tendencia en el mundo del calzado, pero fue su llamativa suela la que llamó la atención de los skaters, quienes la adoptaron como su marca fetiche. Con el correr de los años, Vans se transformó en una marca insignia para la cultura juvenil y zigzagueó entre los deportes, el punk rock y la moda. El origen de sus ya clásicos modelos en realidad fue un mix entre casualidad e intuición.
Paul Van Doren nació en Boston, Massachusetts, en 1930, durante la Gran Depresión. A los 14 años abandonó el colegio y su madre, que se ganaba la vida como costurera, le consiguió un trabajo en Randy’s, una de las empresas de calzado del momento. Ahí primero se dedicó a limpiar el piso y luego pasó al área de producción donde logró destacarse.
Poco a poco fue ascendiendo hasta que la firma le dio la responsabilidad de mejorar la performance de la filial en California. Ahí se introdujo en el universo surfer al instalar un stand de la marca en el Open de Surf de EE.UU. Pero la idea de Van Doren era hacer algo propio y tras algunos desacuerdos con Randy’s abandonó la empresa.
La casa de Vans
En 1966 abrió The Van Doren Rubber Company en Anaheim, California con una inversión de u$s 250.000. Los socios que lo acompañaron fueron su hermano, Jim Van Doren; Gordon Lee y Serge Delia. El emprendimiento se volvió toda una novedad porque ahí no solo fabricaban las zapatillas sino que también las vendían, entonces alguien podía ir a encargar su calzado por la mañana y luego retirarlo por la tarde.
Van Doren buscaba hacer su propia versión de los clásicos mocasines. Les cambió la suela por una de goma que fuera más «pegajosa» y se adhiriera mejor al suelo, además, para la parte superior, utilizaba otro tipo de materiales para que la gente pudiera elegir la tela a su gusto.
Los skaters de la zona las adoptaron por su agarre y boca a boca fue creciendo su popularidad dentro de esta comunidad. Fueron ellos también los que acuñaron el término «House of Vans» para referirse a la compañía y, sin quererlo, le dieron el nombre a la marca. Por otro lado, también resultaba llamativa su suela de «waffle» la cual se había creado por un error en la suela que provocaba justamente este diseño.
Modelos icónicos y bancarrota
Diez años después de su fundación, la compañía lanzó las Vans Era, con un cuello acolchado y combinación de colores, luego aparecieron las Old Skool con paneles de cuero que las hacían más resistentes. El reconocido «jazz stripe» (la línea al costado de las zapatillas) fue en realidad un garabato de Van Doren que se transformó en una marca registrada de sus diseños. Para fines de los 70 Vans ya contaba con 70 tiendas en California y distribución a nivel nacional.
El despegue se dio en 1982 cuando Sean Penn lució un par de sandalias de la marca en la película Fast times at Ridgemont High. Sin embargo, dos años después la empresa se declaró en bancarrota. Si bien sus zapatillas se vendían bien, la marca se había diversificado y varios de esos productos fuera del core daban pérdidas.
Vínculo punk skater
En 1988 los fundadores le venden la firma al banco de inversión McCown De Leeuw & Co por u$s 74 millones. Una vez saneadas sus finanzas, Vans apostó por la colaboración con skaters, como Steve Caballero.
A su vez, se lanza al sponsoreo y organización de eventos deportivos, desde surf, BMX hasta motocross. Incluso adquiere una participación en el festival de punk Warped Tour con artistas de la talla de The Offspring y Green Day luciendo sus diseños.
Desde 2004 Vans pertenece al holding VF Corporation que pagó u$s 396 millones para quedarse con la compañía. En 2021 Paul Van Doren murió a los 90 años pero su hijo, Steve, continúa el legado familiar como VP de eventos y promociones de la marca.