Fuente: BAE Negocios ~ Si bien el primer emprendimiento fabril de tejidos aparece a partir de la creación, en 1872, de la Sociedad Industrial del Rio de la Plata, tanto el cultivo y procesado del algodón, como la esquila y utilización de la lana, datan de los Pueblos Originarios y del salto innovativo en el sistema productivo obtenido entre el 1607 y 1767 en las Misiones Jesuíticas de Indios Guaraníes.
Desde fines del siglo XIX el sector crece y se diversifica, con el marco siempre presente de las discusiones en busca de normativas que propendan al estímulo de la actividad, a la protección de la producción autóctona y la sustitución de importaciones.
Lo cierto es que ya en el Censo Industrial Nacional de 1913, se relevan 9539 establecimientos de elaboración de “Fibras”, “Hilos”, “Tejidos” y “Vestimentas”, que ocupaban a 73324 trabajadores.
Asimismo, en el relevamiento efectuado en 1954 encontramos 21.200 establecimientos (Textiles y Confecciones) con 220.000 trabajadores en un entorno de, prácticamente, pleno empleo a escala nacional. De aquí en más, los sucesivos cambios en los paradigmas económicos impactaron desfavorablemente en el sector.
Así, para el fin del Siglo XX (Censo Económico de1994) se relevan solo, 8080 unidades fabriles que ocupan 101000 obreros y empleados, cifra que adquiere gravedad si la relacionamos con el crecimiento intercensal de la población 1.
Ya en las primeras dos décadas del S. XXI se presentan “sabores” y “sin sabores”, pero el marcado impacto negativo se materializa en los últimos años, para la actividad.
“Una de arena y una de cal”
Para iluminar lo sucedido en el último lustro, analizaremos la División Productos Textiles del Índice de Producción Industrial (IPI) 2 y el comportamiento de las Exportaciones e Importaciones vis a vis el resto del mundo.
En ese gráfico puede apreciarse la tasa de variación de la “División” y la del Sector Manufacturero en general.
Se observa que, el Sector Textil se contrajo sucesivamente en forma interanual un -4,6%, -5,3%, -10,7% y finalmente un -5,9%. A su vez, es importante señalar, que la pandemia no hizo más que intensificar la tendencia, pues en 2020, nuevamente disminuyó en el orden del -19,9%.
En síntesis, en el período estudiado el acumulado se ubicó en los -39% para la división, mientras que para el nivel general fue de -17,5%.
En el “Grafico 2” examinamos las Exportaciones, Importaciones y el Saldo de la Balanza Comercial.
En un primer análisis de los guarismos se verifica que, entre puntas, tanto exportaciones como importaciones presentan una propensión a la baja. Se observa que, las compras de mercancías al exterior entre el 2016 y 2020 se contrajeron un 23,6% y las ventas lo hicieron en un 31%.
Mientras tanto, el Saldo de la Balanza Comercial es deficitario en todos los años de la serie, presentando un acumulado de U$S4602 M.
Restaurando la pujanza
Supo nuestro país, como fue ut supra señalado, poseer un complejo textil (fibra, hilado, tejido, tintorería, diseño, corte, confección, comercialización mayorista y minorista) robusto y dinámico.
Sin embargo, esquemas económicos conceptualmente equivocados atentaron contra el despliegue del sector. Es hora de revertirlo.
Como oportunamente señaláramos en “La productividad… nuestra estrella polar” (BAE Negocios 09/05/21) el contexto que brinda el “Segundo Congreso de la Productividad y el Bienestar Social”, es el ámbito propicio para que, en armonía, el capital y el trabajo se encuentren para “diseñar” el futuro de la actividad.
Para ello, se seleccionarán los mercados de referencia 3 que funcionarán como “tea votiva” de los objetivos a alcanzar.
Nuestro país posee todas las condiciones para impulsar un fuerte desarrollo de la “cadena de valor textilera”, ya que cuenta con:
- las materias primas naturales que insume,
- la “base material” para desarrollar las fibras artificiales,
- una vasta dotación, cuantitativa y cualitativa, empresarial,
- abundante mano de obra especializada o en condiciones de capacitarse y,
- suficiente personal calificado en “investigación y desarrollo”, en el área.
Todo ello, deberá ser articulado, con una sana Administración del Comercio Exterior, que garantice la hegemonía de las empresas locales en el mercado interno y las consolide para conquistar los externos.
De esta forma, la Industria Textil aportará, sistémicamente, a la restauración en nuestra patria de un Modelo de Desarrollo Económico Permanente y Sustentable (MoDEPyS) con orientación a la producción.
*Lic. Guillermo Moreno, Lic. Pablo Challú y Lic. Walter Romero
Con la colaboración de Marcos Von Ifflinger.