Fuente: A24 ~ Las calles de Herzogenaurach, una pequeña ciudad de Alemania de 24.000 habitantes, muy conocida por su industria zapatera, fue testigo de esa huella de odio que dejaron Rudolf (Rudi) y Adolf (Adi), los que dieron origen a Puma y Adidas respectivamente. En esa ciudad hoy están las sedes de las dos marcas icónicas del deporte. Eso sí: ambas se encuentran separadas por un río y a 500 metros de distancia.
El comienzo de los hermanos Dassler
Nadie podía imaginar que en un sencillo taller de zapatos que pusieron los hermanos en el patio de su casa, sería el germen que lanzaría a la fama a dos empresarios mundialmente conocidos. Para entender la historia, hay que trasladarse a 1926, el año que los hermanos se obsesionaron en poder realizar las mejores zapatillas en su fábrica a la que llamaron “Gerbüder Dassler Schuhfabrik”.
En su mente, solo figuraba llegar al calzado perfecto. Fueron mañanas, tardes y noches sin descansar en la que solo imaginaban cómo impactar y atraer a los mejores atletas del mundo.
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En la primera fábrica que tuvieron los hermanos. Su objetivo principal cada mañana de trabajo era crear las mejores zapatillas para correr.
Optimismo por emprender
Se necesitaba ser optimista para emprender en un contexto de crisis económica mundial posguerra. Sin embargo, a los dos hermanos les gustaba y apasionaba convivir con el riesgo. Sentían que de esa manera sus días tenían más sentido. Además, los dos conocían a la perfección los gajes del oficio. Christoph, su padre, también era zapatero. El lugar que eligieron como depósito para guardar la mercadería fue la lavandería de la que era dueña su madre Pauline y que tuvo que cerrar como consecuencia de los daños de la posguerra.
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Adi en acción. En su mente solo figuraba llegar al calzado perfecto.
Eran tiempos que las zapatillas de los Dassler no tenían marca todavía, pero eso no les impidió que la calidad de sus productos llegase a Josef Waitzer, que era el entrenador del equipo alemán de atletismo. Y ahí comenzaría una conexión muy profunda y sentida con el deporte.
La personalidad de los Dassler
Poco a poco, ellos empezaron a hacerse conocidos en ambientes deportivos y en las personas que practicaban atletismo. Al principio se complementaban muy bien: Adi era introvertido. Rudolf, era un experto en las relaciones públicas. La combinación era perfecta. Los hermanos no tardaron en hacer visibles sus productos y tenían motivos: los Juegos Olímpicos de 1936 estaban cada vez más cerca.
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Adi era introvertido. Rudolf un experto en las relaciones públicas.
La llegada de Hitler al poder
El negocio de los hermanos se fortaleció con la instauración del nazismo en Alemania. Se veía al deporte como un método ideal para alcanzar la tan deseada “perfección aria”.
Las banderas con la cruz esvástica empezaban a poblar y a darle color a las calles de Herzogenaurach. En mayo de ese 1933, los hermanos se afilian al partido nazi y todo cambió. Adi nunca estuvo convencido de esa decisión. De todas formas, ambos se beneficiaron del apoyo que el Tercer Reich le daba al deporte y eran conscientes de que todos iban a necesitar sus zapatillas deportivas.
Los Juegos Olímpicos de Berlín 1936
El deporte ya era visto como una herramienta que iba a forjar el carácter alemán, algo que ayudó y potenció a los Dassler. Adi fue en busca del atleta estadounidense Jesse Owens, apodado la Flecha Negra, quien se convertiría en la gran figura de esos Juegos. El objetivo era que utilizara zapatillas con clavos para correr y triunfar en la pista de atletismo. Owens quedó impresionado por la calidad de las zapatillas y se convirtió en el primer deportista estrella de la marca Dassler.
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El calzado que usó Jesse Owens, el atleta que utilizó el calzado de los Dassler y fue la gran figura de los Juegos Olímpicos en Berlín 36.
El golpe de efecto de Adi Dassler con Jesse Owens fue el comienzo a la cima de la marca. En 1939, se vendieron más de 200.000 pares de zapatillas Dassler. Sin embargo, como todo lo que sucedió en Alemania en aquella época, la Segunda Guerra Mundial lo iba a manchar todo.
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Jesse Owens saltó a la fama internacional con las zapatillas de los Dassler. Logró cuatro medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936.
La empresa creció hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, momento que interrumpió la planificación de los Dassler. Los dos hermanos fueron reclutados por el gobierno para ser parte del ejército y sumarse al campo de batalla. Sin embargo, a Adi se le dio permiso para regresar a la fábrica con un pedido urgente. Tenía que reunir a todos sus empleados y asegurar su producción para equipar de calzado y de ropa a todos los soldados. La ideología separaba cada día más a los hermanos.
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Consecuencia del fanatismo que había por el deporte, la empresa de los Dassler no paraba de crecer.
Con la misión de abastecer de equipamiento al nazismo, a Rudi le pareció que era el botón perfecto para triunfar y se unió con ellos. Adi solo quería quedarse en la fábrica para pensar en nuevas técnicas de diseño. Al terminar la Segunda Guerra Mundial, donde Alemania fue la gran derrotada, la empresa de los Dassler volvió a crecer, consecuencia del fanatismo que había por el deporte en esos tiempos.
Un día cercano a la posguerra, Rudi fue llamado a declarar por sus conexiones con el nazismo. La fatalidad llegó a su vida de alguien muy cercano y se dio cuenta que había un traidor dentro de su familia que lo estaba delatando. Luego de declarar, Rudi estuvo un año preso en Estados Unidos por culpa de su hermano. Adi siguió con su vida como si nada hubiese pasado y solo aprovechó para ampliar el negocio. Rudi no se lo perdonó jamás. El odio se mantuvo encendido para siempre. Competir para destrozar al otro era la única manera de dialogar.
La disputa entre las marcas
Rudi fundó Ruda en 1948. Más tarde la llamó Puma, en homenaje al felino salvaje que tiene en su logo. Un años más tarde, Adi, con el control total de la empresa familiar, decidió llamarla Adidas. En el caso de Adidas es la fusión de Adi con la primera sílaba de Dassler.
Cuando los hermanos se separan, Rudi fundó Ruda en 1948. Más tarde la llamó Puma. Y Adi decidió llamarla Adidas.
Rudi se llevó la mitad del capital humano, sobre todo a los comerciantes. Adi usó la estrategia de quedarse con los diseñadores, la otra mitad de los empleados. Hubo muchísima gente que tenía dudas con quien irse a trabajar pero todos tuvieron la libertad de decidir.
Herzogenaurach, la ciudad que vivió la grieta de los Dassler
La diferencia estaba tan marcada que la prensa alemana supo definir a Herzogenaurach como la geografía donde las personas estaban con los cuellos doblados. Sus habitantes bajaban la cabeza antes de iniciar una conversación para saber si la marca de las zapatillas de su interlocutor coincidía con la propia. En los bares nunca alguien de Adidas compartía mesa con uno de Puma. Y viceversa, incluso estaba mal visto que se casen empleados de distintas compañías.
El 6 de septiembre de 1976 muere Rudolf Dassler. Adolf no va al entierro. El odio entre las familias era demasiado visible. Tanto que Adidas publicó una nota diciendo: “Por razones de piedad humana, la familia Adolf Dassler no hará comentario alguno sobre la muerte de Rudolf Dassler”. Cuatro años después, Adi falleció y su tumba fue colocada lo más lejos posible de la de su hermano, en extremos opuestos del mismo cementerio.