“Estamos pidiendo un año y medio de recuperación para luego pasar a un año y medio de normalidad”, resumió el presidente de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), Claudio Drescher, al explicar de qué se trata el autodenominado “Plan Marshall” que le presentó al Gobierno y que busca reactivar un sector devastado por la crisis del coronavirus.
La “cadena de la moda” se vio fuertemente afectada por la cuarentena, no sólo porque los locales estuvieron más de dos meses cerrados -la reapertura fue muy gradual y en Capital Federal todavía los shoppings permanecen sin abrir sus puertas-, sino porque cambiaron las prioridades de los consumidores y, dato no menor, los ingresos de la población se redujeron considerablemente, aseguran en el sector.
La cadena de la moda se vio fuertemente afectada por la cuarentena, no sólo porque los locales estuvieron más de dos meses cerrados sino porque cambiaron las prioridades de los consumidores y, dato no menor, los ingresos de la población se redujeron considerablemente
En abril, el sector textil utilizó apenas un 4,2% de la capacidad instalada, según el Indec, y la actividad cayó 57,8% en términos interanuales. Mientras que la contracción del rubro de prendas de vestir, cuero y calzado fue del 79,1% respecto del mismo mes del año pasado. Las marcas se quedaron con prácticamente toda la mercadería de otoño-invierno sin vender, ya que son pocas las que tenían desarrollado el e-commerce y, por otra parte, también la habilitación de los envíos se produjo más tarde.
Esta situación hizo que las empresas que deben producir la temporada de verano no tengan capital de trabajo para hacerlo, por lo que sin financiamiento podrán fabricar mucho menos de lo que la demanda podría traccionar cuando la economía comience a recuperarse, analizan en la industria.
Por eso, el plan presentado por la cadena textil, indumentaria y calzado al ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y al secretario de Industria, Ariel Schale, consiste, en primer lugar, en buscar mecanismos crediticios para que las firmas puedan producir para la próxima temporada. La propuesta del sector consiste en elaborar un crédito a 36 meses con tasa subsidiada (18%) los primeros 18, con seis meses de gracia, y tasa Badlar el otro año y medio.
“Hay que hacer que la oferta de productos se pueda lograr con financiamiento. Las marcas se quedaron sin vender la mitad de la ropa de invierno, lo que hace que no haya capital de trabajo para la temporada de verano”, aseguró Drescher a Infobae.
Según agregó el titular de la cámara y además dueño de Jazmin Chebar, la caída de la demanda esperada para cuando pase la pandemia ronda el 30%, cuando en el mundo se ubica en 20%, pero sin créditos, el sector advierte que producirá mucho menos de lo que los consumidores requerirán, por lo que «además de quiebres y convocatorias de acreedores, habrá una tensión en los precios”, sostuvo el industrial, quien añadió: “Si no hay Plan Marshall, las pymes quedarán en el camino”.
La industria del calzado atraviesa una situación similar: prácticamente no se vendió la producción de invierno y ya “está perdida”, admitió el secretario de la Cámara de la Industria de Calzado, Horacio Moschetto. “Cuando estábamos en pleno proceso de invierno, vino la cuarentena. Con la materia prima ya paga, la producción quedó a mitad de proceso y no la vamos a vender. La temporada de invierno ya pasó”, dijo el directivo.
Con la materia prima ya paga, la producción quedó a mitad de proceso y no la vamos a vender. La temporada de invierno ya pasó (Horacio Moschettto)
Los comercios de indumentaria y calzado están abiertos en gran parte del interior del país y recientemente fueron habilitados, con estrictos protocolos sanitarios, en Capital Federal. Pero los locales están vendiendo al 20% de lo habitual. Ese escenario, sumado a que el sector, como tantos otros, tiene infinidad de cheques rechazados, hace muy difícil arrancar a producir el calzado de verano. Y es por eso que reclaman, como los productores textiles y de indumentaria, créditos para capital de trabajo. Mientras tanto, gestionan las habilitaciones de las plantas, ya que son muy pocas las que pueden producir producto de la pandemia.
Otro de los ejes del plan presentado por los sectores mencionados apuntan a reactivar la demanda, que por la crisis económica derivada del COVID-19 quedó más deprimida de lo que ya venía. La continuidad del programa Ahora 12, que vence a fin de mes, es clave para el sector, pero el planteo fue más allá: extender a 18 cuotas y dar además 3 meses de gracia para estimular la compra de producción nacional. “Las mujeres de clase media que antes consumían tienen la billetera más chica. Nuestro planteo es que hay que trabajar en los dos niveles: oferta y demanda”, aseguró Drescher.
Las mujeres de clase media que antes consumían tienen la billetera más chica. Nuestro planteo es que hay que trabajar en los dos niveles: oferta y demanda (Claudio Drescher)
Desde la industria textil, Jorge Sorabilla, miembro de la UIA y directivo de TN& Platex, sostuvo que “la cadena de valor está descapitalizada por dos razones: porque se rompió la cadena de pagos sobre ventas pasadas, y porque todo el sector, pero las marcas en particular, no pudieron vender su producción y perdieron la temporada”. En la actividad, el porcentaje de cheques devueltos por falta de fondos asciende al 50 por ciento.
Sorabilla remarcó: “hay que darle un shock de liquidez a la cadena de valor, ya que si las empresas no tienen capital de trabajo, no pueden reaccionar al aumento de la demanda, que en algún momento va a llegar».
En el Gobierno están focalizados en las urgencias que provocó la pandemia, pero al mismo tiempo elaboran políticas para el día después. “Está en los planes de los funcionarios de Producción buscar alternativas para darle liquidez a las empresas, pero están viendo de qué modo en función de las restricciones que impone el sistema financiero, más aún en el actual contexto”, dijeron fuentes de la industria.
El plan propuesto por la cadena textil, de indumentaria y de calzado también contiene medidas de mediano y largo plazo, como la necesidad de implementar líneas de crédito para inversión productiva; un plan para la formalización del trabajo del sector de la confección y un esquema para incentivar las exportaciones del sector.