Tuvo que demostrar que no solo era «hija de» y ahora lidera una importante empresa de zapatillas

Fuente: Cronista – Se recibió de médica pero dio un volantazo y se sumó, de cero, a la empresa fundada por su padre. Cuáles fueron los prejuicios que tuvo que superar y cuáles son los desafíos que todavía perduran.

Cuatrocientas personas, 4000 pares por día, 43 años en el mercado. Esos son algunos de los números de la fabricante nacional de zapatillas John Foos.

Menos simple es describir la trayectoria profesional de María José Fosati, quien hoy es la directora general de la empresa y trabaja mano a mano con su padre, Miguel Ángel Fosati, presidente de la firma.

La empresaria cuenta que creció rodeada de zapatillas y que, ya mientras cursaba el colegio secundario, trabajaba de vendedora para la firma familiar. Posteriormente, fue encargada y visitaba mucho la fábrica. Contagiada por la pasión de su padre por el negocio, luego fue pasando por distintas posiciones, incluida la de cadete. Mientras trabajaba, estudiaba Medicina y, ante la afirmación de su padre de que no dedicaba las horas suficientes al estudio, decidió amalgamar sus dos vocaciones y montó una enfermería en la planta.

Ya recibida de médica, abrió su consultorio y hoy dice que fue su primera experiencia como emprendedora. Durante tres años, se dedicó a esa profesión y a la docencia, pero -cuenta- se conectó con su necesidad de volver a la fábrica, puso llave al consultorio y «pegó un volantazo» para dedicarse 100 por ciento a la compañía de su padre.

«Tuvimos una reunión familiar y anuncié que iba a capacitarme en gestión de PyMEs y marketing digital. Empecé en la empresa de cero: ingresaba a las 5:30 o 6 de la mañana y hacía recorridos por todos los sectores«. Esa rutina duró aproximadamente un año, precisa. «Para mí fue un doble desafío: por un lado, ser mujer en un medio muy masculino y, por otro, demostrar que no estaba ahí por ser ‘hija de'».

El esfuerzo valió la pena, porque se llevó aprendizajes de todas las áreas por donde pasó y, cuenta, hoy sigue haciendo «apariciones aleatorias» a primera hora de la mañana, en distintos sectores de la fábrica.

El predominio masculino no se verifica solo en la empresa. «En la Cámara del Calzado, la mayoría son hombres», ilustra.

La pandemia fue un momento crítico para la empresa, pero en los últimos años, con las restricciones a las importaciones, se vieron favorecidos y ampliaron su capacidad, incorporando tanto maquinaria, como mano de obra. Esto último, sin embargo, fue dificultoso, porque la crisis de la industria del calzado hizo desaparecer algunos oficios, por lo que también debieron invertir en capacitación. También hay un contexto que promueve el andar más ligero. «Todo lo que nos ha atravesado en la pandemia nos puso en un lugar de querer ir más cómodos en la vida. Hoy, la zapatilla no puede faltar en la indumentaria. Eso nos amplió el target. Usar zapatillas es un mensaje social», asevera.

Para Fosati sigue habiendo desafíos para la mujer. «A mí siempre me resuena en algún momento esa situación, por ejemplo, cuando te sentás a una mesa a discutir una opinión, cuando tenés que mostrar resultados, cuando negocias o cuando viajas», ejemplifica. «A mí me sigue llamando la atención de que en una mesa donde se toman decisiones sigo siendo la única mujer», reconoce.

Respecto de la situación del género en el ámbito corporativo, destaca que la maternidad puede ser un reto. «Yo, por ejemplo, no soy madre todavía. Cuando veo a mis pares que sí lo son pienso cómo hacen, porque yo no doy abasto«, grafica. De todas formas, cree que «estamos logrando empoderarnos». «Es un desafío muy grande, pero hermoso», asegura. Sin embargo, admite que muchas veces las mujeres sienten que tienen que dejar algo de lado.

Esta nota se publicó originalmente en el número 347 de revista Apertura.

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