Fuente: Iprofesional ~ Aspectos de la cadena de producción, sumados a otras variables del cambio en los modos de comercialización, pegaron de lleno en los valores. El escenario
El bolsillo de los argentinos no deja de recibir impactos. A la pérdida de poder adquisitivo a partir del vaivén del tipo de cambio, y las dificultadas salariales producto de la pandemia, ahora se suma una disparada de precios que cobró forma en algunos de los rubros que comenzaron a reactivarse. En ese sentido, desde el ámbito de la indumentaria y el calzado sendas fuentes consultadas por iProfesional reconocieron que los incrementos no dejan de multiplicarse y ya se ubican, respecto del año pasado, por encima incluso del 60 por ciento según el tipo de marca.
Referentes del segmento señalan que el alza responde a variables que van desde a la suba sostenida de los costos de logística por efecto del comercio electrónico y las comisiones bancarias, hasta el aumento de las materias primas por el ritmo acotado de fabricación que exhiben hilanderías y otros actores industriales.
Argumentan que la mayor escalada se da en el mercado informal -circuito de la calle Avellaneda, Once, Flores y las ferias como «La Salada»-, con precios que en ese nicho treparon casi 90 por ciento sólo durante julio. El calzado, indicaron desde el entorno de esos emprendimientos, también incrementó fuerte sus valores.
«En el segmento de las marcas la suba es un poco menor, pero también muy fuerte. Los precios incluso tuvieron incrementos en las propuestas por portales de comercio electrónico. Estamos experimentando aumentos fuertes en las materias primas como consecuencia de una producción que sigue siendo acotada», comentó a iProfesional Alicia Hernández, gerenta general de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI).
«Hay una suba de costos generalizada para el sector. Tejidos, telas, todo se sigue produciendo en números muy bajos porque el Covid-19 generó que los fabricantes, más allá del regreso a la actividad, sólo puedan trabajar con dotaciones muy reducidas de personal para evitar los contagios. Los planteles trabajan a veces con menos de la mitad del personal y para las empresas la pandemia les generó costos adicionales en aspectos como el transporte de los trabajadores o la adecuación de las instalaciones para producir», añadió.
Hernández expuso, además, la existencia de un desabastecimiento de telas que pega de lleno en la confección. Al mismo tiempo, cayó fuerte la importación de insumos por lo que, según la directiva, hoy por hoy resulta impensado suponer la baja de valores en las tiendas.
El pago de comisiones por operaciones electrónicas y los costos de envío reactivaron la suba de precios.
Respecto de este estado de situación, un informe reciente de la CIAI aporta detalles sobre el «efecto dólar» en la indumentaria.
«La inflación varía según la prenda sea de origen nacional o importado, siendo mayor en los productos extranjeros. La causa radica en que la cotización oficial del dólar subió 58,8% entre junio de 2019 y junio de 2020, según estadísticas del Banco Central de la República Argentina, lo que llevó a remarcaciones en los precios de una magnitud equivalente. Lo mismo ocurrió con otros bienes de la economía de origen importados, como las computadoras (+98,5%) y los autos (+64,3%). En paralelo, la suba del dólar impacta transversalmente en todo el mercado porque encarece los insumos productivos (fibras de algodón y sintéticas, hilados y tejidos), cuyos precios están prácticamente dolarizados», explica.
No habrá ropa barata
«En este contexto de pandemia no habrá ropa barata porque tenemos un problema fuerte de oferta. Los talleres, las hilanderías, operan a un ritmo acotado por la situación de contagios, muchos insumos no están entrando al país y la operatoria electrónica implica un mayor pago de comisiones y a veces la obligación económica de cubrir los envíos al interior. La combinación de estos factores impide pensar en una reducción de precios en el producto final», afirmó.
Según la directiva, la complicada situación productiva que atraviesa el rubro derivará en un escenario de faltantes de prendas de cara al verano.
«Como las producciones estuvieron cerradas, habrá faltante de oferta más allá de que damos por descontado que también tendremos muy baja demanda. Mallas, shorts, bermudas, remeras, es lo que se verá afectado. Por efecto de ese mismo faltante habrá otro efecto fuerte en los precios«, anticipó Hernández.
El faltante de telas y otros insumos complicará la oferta de prendas para los próximos meses.
Por último, la gerenta general de CIAI señaló que la cadena también ya sufre dolores de cabeza pensando en el invierno 2021.
«La ropa para esa época comienza a coserse durante el mes de noviembre y los productos comienzan a llegar a los mayoristas a partir de febrero. El faltante de telas nos permite anticipar que la fabricación estará muy complicada para iniciar las prendas de la temporada que viene. Y todo eso redundará en la extensión de la menor oferta y la imposibilidad de fijar precios baratos», concluyó.