Fuente: Infobae ~ Falleció el fundador de la empresa Gatic y el primer licenciatario en América Latina para Adidas. El recuerdo de Hugo Porta, Batata Clerc y Daniel Bertoni, algunas de las estrellas que cultivaron su amistad y lucieron sus productos.
Su nacimiento fue en Buenos Aires en 1930. Y su gran sueño comenzó a consumarse 23 años después, cuando fundó Gatic, la empresa con la que lograría trascender, llegando, seguramente, mucho más allá de lo que pensaba en aquellos inicios plenos de trabajo. Hace pocos días falleció Eduardo Bakchellian, hombre decisivo en la difusión del calzado y la indumentaria deportiva en Argentina.
La historia arrancó con un pequeño galpón de apenas 80 metros cuadrados en la localidad de San Martín y con solo 8 empleados. La fábrica fue creciendo de manera exponencial gracias a la visión de replicar en nuestro país un producto italiano, como lo era el calzado con suela de goma. Pero el punto máximo se daría en 1969, en ocasión de un viaje a Alemania, cuando logró convertirse en el licenciatario de Adidas en Argentina, el primer país de Latinoamérica a donde llegaba la marca.
El éxito fue tan inmediato como imparable. De su mano se dispersaron casas de deportes por toda la geografía, proveyendo de indumentaria de las más diversas disciplinas. Hizo su desembarco en el fútbol, vistiendo a la selección nacional en el Mundial ‘74 y el ámbito local con Huracán, el club del que Bakchellian era hincha, que fue el primero en lucir el famoso logo en su casaca, a mediados de 1975.
Por su actividad, tuvo contacto con infinidad de deportistas. Uno de los que más lo conoció fue Hugo Porta, el extraordinario rugbier que se lució en las décadas del ‘70 y ‘80 y que así lo evoca: “Tengo los mejores recuerdos de una persona a la que siempre respeté, honesta y trabajadora. Fue alguien que se volcó completamente al desarrollo de una industria muy importante para la Argentina y que le dio trabajo a muchísima gente. No hay dudas que fue un innovador y un líder. Tenía la característica de ser muy afable y fácil en el trato cotidiano. Tuve la suerte de compartir con él diversos ámbitos, como reuniones, viajes y horas en el verde césped (risas), porque hemos jugado enorme cantidad de partidos representando a su empresa. Eran encuentros increíbles, donde uno tenía la oportunidad de compartir con gente con la que me hice muy amiga y conocí en profundidad, quienes habían sido admirados por mí en la juventud, como los casos de Daniel Onega y Luis Artime. Eduardo era parte del equipo y jugaba con el mismo entusiasmo que nosotros. Era marcador central en un cuadro bastante compacto (risas). Oscar Martín, el histórico capitán del Racing de José, también lo era en nuestro equipo”.
Eduardo Bakchellian, con Pepe Peña, Joe Frazier y Adolf «Adi» Dassler (creador de la marca Adidas)
Siendo parte de esos partidos organizados por la empresa Gatic y motorizados por Bakchellian, se le dio a Porta una situación muy particular, entremezclando a sus dos deportes favoritos: “Allí comenzó un rumor que luego estuvo cerca de hacerse realidad. En lo personal estaba entrenado para jugar el rugby y teniendo un poco de habilidad para el fútbol, eso pesa bastante. Era un número 9 incisivo y como muchos planteles de primera división se concentraban en la quinta de Adidas, tuve oportunidad de enfrentarlos. Varios me vieron como el caso de Carlos Griguol, hasta que Amadeo Carrizo, que era compañero mío, me dijo: “Vos sos un tonto, porque tendrías que dedicarte al fútbol”. Lo miré y como pensé que era una broma, le respondí: “Viejo, no jodamos entre nosotros (risas). En el único club en donde podría jugar es en Boca, del que soy hincha”. A los pocos días recibí el llamado de Carmelo Faraone, entrenador Xeneize, para ver qué día comenzaba a practicar con ellos. Una cosa increíble y la verdad es que me asusté un poco (risas). Eduardo estaba siempre dispuesto y cualquier duda que me surgía, sabía que lo podía consultar con él. Y así ocurrió cuando me ofrecieron ser embajador en Sudáfrica, ya que fue una de las personas que más me ayudó, porque me dio contactos con gente que me aconsejó y me instruyó para saber como llevar adelante la gestión. Cuando me hicieron la propuesta, dudé un poco, pero Eduardo me decía que tenía que aceptar, que había que tomar el desafío”.
El empresario con una de las figuras que lució sus productos, Miguel Angel Brindisi
Como suelen ocurrir muchos episodios de la vida, dos personas se conectan de manera casi fortuita y de allí en adelante tienen una extensa relación. Así ocurrió con Bakchellian y Porta: “Usaba botines marca Puma, que me los compraba yo, por el simple motivo que me gustaban y, además, si los usaba Pelé, deduje que deberían ser buenos. En ese momento estaba estudiando arquitectura y Adidas necesitaba modificar su edificio de oficinas. Por ese motivo Eduardo me llamó para me involucrara en el proyecto, cosa que hice, al punto que iba varias veces por semana allí, hasta que un día le dije: “¿Sabe una cosa? Es increíble que siempre estoy por acá, conozco a los empleados de su fábrica y no uso calzado Adidas”. Automáticamente dio el sí y desde ese momento, para mí solo existió una sola marca, que es la de las tres tiras. Hasta el día de hoy. No concibo ponerme otro calzado que no sea Adidas”.
En este recorrido evocativo sobre Eduardo Bakchellian, cambiamos de disciplina, pero continuamos con deportistas de elite. A un costado queda la ovalada y tomamos la raqueta para conocer los recuerdos de José Luis Clerc: “Se fue un gran ser humano a quien tuve el placer de tratar mucho tiempo. Durante años representé a una de sus marcas (Le Coq Sportif), hecho que me permitió conocerlo en profundidad, lo mismo que a sus hijos. En las épocas que tuve el club de tenis en La Horqueta nos invitaron a ir a jugar al fútbol, junto a todos los profesores con los que trabajaba, a la quinta de Adidas contra el equipo de Eduardo, a quien tenía ganas de conocer personalmente, porque sabía de qué manera había comenzado y como hizo un imperio a base de esfuerzo. Cuando llegamos a las instalaciones pregunté por él y me lo señalaron. Estaba solo en una mesa del bar tomando un café. Me presenté y nos pusimos a charlar… se me pone la piel de gallina al evocar ese momento, porque me demostró una enorme humildad, de alguien que había logrado muchas cosas y habiendo iniciado su vida de trabajo pegando suelas de zapatos”.
Eduardo Bakchellian con el cantante Charles Aznavour
“Otro aspecto que me provocó admiración, además de haberse hecho desde abajo, es que siempre creyó en el país y permanentemente reinvertía acá. Llegó a darle trabajo 8.000 personas, un pueblo entero teniendo empleo gracias a él. Tenía casi todas las marcas deportivas más relevantes y pese a ello, nunca se creyó más que nadie y ese don de buena gente lo debemos resaltar. Ni un día dejaba de estar presente en su fábrica de San Martín, un lugar espectacular, donde recuerdo ir a firmar mis contratos, pero también a reunirme con amigos, como lo es Fabián, su hijo, con quien justamente había hablado un par de días antes del fallecimiento de Eduardo y me dijo que estaba bien. Hasta que me llamó y contó la noticia, que fue como un balde de agua fría, porque se estaba yendo un ícono y un ser humano increíble, que a mí me ha marcado mucho”.
El fútbol no puede quedar fuera de la evocación y para representarlo nada mejor que hacerlo a través de un campeón del mundo. Daniel Bertoni fue un jugador extraordinario, delantero incisivo, que se perpetuó en la memoria por hacerle el último gol a Holanda en la final del ‘78. Tuvo mucho contacto con Bakchellian en el recorrido de su exitosa campaña: “Don Eduardo fue una gran persona. Tengo hasta el día de hoy una estrecha amistad con Fabián, su hijo. Debemos remarcar que fue una familia que desde siempre apostó a la Argentina y que pese a tener inconvenientes, supieron salir adelante. Conmigo han sido unos caballeros, no solo por los botines que nos daban, sino por la muy buena relación que se dio desde un principio. Es una pena que él se haya ido, pero no tengo dudas que disfrutó la vida y de sus nietos. Estoy con una gran pena y el dolor no tiene palabras”.
Se fue Eduardo Bakchellian, pero dejó una marca indeleble, trazó una línea imaginaria en lo que hace a la indumentaria deportiva. Tres tiras que surcaron el corazón de los protagonistas que lo conocieron bien y lo despiden con agradecimiento, como las sentidas palabras finales de Hugo Porta: “Se nos fue un innovador, alguien que le dio trabajo a muchísima gente. Es una pérdida inmensa. Hasta hace poco lo veía caminar por la zona Norte, me paraba a saludarlo y siempre se daban charlas muy amenas, con un hombre que, pasados los 90 años, seguía al día con todo lo ocurría y con proyectos en su mente. Fue un verdadero ejemplo”.